
REFORMA INSTITUCIONAL: PARTIDOS Y ELECCIONES
Tras señalar a la Contraloría como clave en la lucha contra la corrupción, ahora el foco recae en los partidos políticos y el sistema electoral, que han alimentado por años una democracia capturada. Una reforma gradual y estratégica de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) es indispensable para cortar el ciclo de impunidad desde su origen. Con varios artículos ya avalados por la Corte de Constitucionalidad, el Congreso tiene en sus manos la posibilidad de aprobar reformas viables de forma inmediata, dejando otras más complejas para una segunda fase. Lo importante es iniciar ya.

EL FANGO DE LA POLÍTICA
La política en Guatemala enfrenta un profundo desprestigio y desconfianza popular, asociada a intereses personales y corrupción. Sin embargo, su fundamento ético y su función para lograr el bien común deben ser revalorizados. La participación política trasciende el partido y requiere del compromiso ciudadano en diversas formas. La política honesta y ética es posible si se orienta a valores universales que sostengan la convivencia social, evitando que se convierta en un instrumento de control o corrupción.

LAS INSTITUCIONES DEMOGRÁFICAS
La democracia guatemalteca atraviesa una crisis de legitimidad causada por décadas de corrupción, violencia y parálisis institucional. La baja confianza en el Congreso, los partidos políticos y la policía refleja un creciente escepticismo ciudadano. Aunque algunos argumentan que el autoritarismo podría ofrecer soluciones rápidas, solo la democracia —en sociedades complejas como Guatemala— garantiza desarrollo sostenible. Fortalecer la institucionalidad democrática en los ámbitos de seguridad, justicia y sistema electoral es crucial para evitar un retroceso autoritario que solo agravaría los problemas estructurales del país.