
2022, DESAFÍOS ECONÓMICOS (Parte II)
Aunque Guatemala mantiene estabilidad macroeconómica, su crecimiento ha sido históricamente bajo, con uno de los peores desempeños de PIB per cápita en Centroamérica y Latinoamérica. Las principales causas son la reducida inversión en infraestructura, inferior al 15% del PIB, y una productividad laboral estancada durante décadas. Superar este desafío estructural exige garantizar certeza jurídica y fortalecer instituciones que generen confianza, promuevan inversión y permitan la adopción de tecnologías. Reformar sistemas como justicia, servicio civil, partidos políticos y regulación de mercados es indispensable para mejorar la productividad sistémica, asegurar crecimiento sostenido y ampliar las oportunidades de bienestar para la población.

RECUPERACIÓN ECONÓMICA EN 2021
En 2021 Guatemala alcanzó una tasa de crecimiento del 7.5%, la más alta en cuatro décadas, impulsada sobre todo por el consumo de los hogares y las remesas récord. Este repunte permitió recuperar el nivel de producción que se habría tenido sin la pandemia, aunque no superarlo. El PIB llegó a Q544 millardos, apenas por debajo de los Q548 millardos estimados sin la crisis. Las medidas fiscales y monetarias ayudaron a mitigar el impacto y acelerar la recuperación, demostrando resiliencia. Sin embargo, persiste la dependencia del consumo interno y las remesas, lo que exige fortalecer inversión y productividad en adelante.

NO HAY QUE ESPANTAR LA INVERSIÓN
La inversión es esencial para sostener y aumentar la producción, pero Guatemala enfrenta serias limitaciones en este ámbito. Mientras la inversión nacional apenas alcanza el 15% del PIB y la extranjera directa no supera el 1%, el país carece de las condiciones necesarias para atraer capital. Aunque los indicadores macroeconómicos como inflación controlada, déficit fiscal moderado y estabilidad monetaria inspiran confianza, la verdadera traba está en la debilidad institucional. No existe una política clara para la inversión extranjera, las obras públicas son insuficientes y no se ha definido un marco para las consultas comunitarias. Además, el Congreso bloquea leyes clave como la de infraestructura vial y estabilidad jurídica. Ante esta falta de certeza, los inversionistas optan por la cautela, aplazando decisiones hasta que haya mayor claridad.

REACTIVACIÓN ECONÓMICA ¿PAR CUÁNDO?
La economía nacional enfrenta un crecimiento estancado en torno al 3%, por debajo del 4% histórico y lejos del 6% necesario para mejorar el desarrollo. Factores internacionales como la debilidad del comercio mundial y la caída de la inversión se suman a problemas internos como la incertidumbre política, la baja confianza de consumidores e inversionistas y la incapacidad institucional para ejecutar proyectos públicos. Las herramientas tradicionales de política fiscal y monetaria tienen un alcance limitado: el gasto está restringido por baja recaudación y rigidez presupuestaria, mientras que la transmisión de medidas monetarias se ve afectada por la débil penetración financiera. En este contexto, solo un cambio en las expectativas políticas podría generar el optimismo necesario para reactivar la economía y fortalecer la confianza empresarial.