
¿DEUDA PARA QUÉ?
En lugar de seguir enfrascados en debates técnicos sobre el momento o las tasas de interés de los bonos del Tesoro, deberíamos preguntarnos si el endeudamiento público está sirviendo para impulsar el desarrollo o para mantener viejas estructuras clientelares.
En mi columna en Prensa Libre reflexiono sobre esta paradoja y propongo una alternativa: la creación de vehículos financieros especializados, blindados y eficientes, para canalizar los recursos hacia proyectos transformadores.

UNA LEY ENGAÑOSA
La reforma a la Ley de Alimentación Escolar fue aprobada con amplio respaldo político y social, pero su diseño revela serias deficiencias. El aumento de recursos para repartir alimentos no combate la desnutrición crónica, que debe atenderse en etapas más tempranas y dentro de una política integral. Tampoco se ha evaluado si el programa mejora la asistencia o el rendimiento escolar, más aún con la pandemia interrumpiendo la presencialidad. El esquema, además, abre espacio para clientelismo y corrupción en las compras públicas. Con un costo anual de hasta mil millones de quetzales, la reforma representa un riesgo fiscal y social.

LA DESNUTRICIÓN SE AGRAVA CON LA PANDEMIA
El Covid-19 ha intensificado la crisis alimentaria en el país, disparando los casos de desnutrición aguda en menores de cinco años a más del triple en pocas semanas. La pérdida de ingresos, la caída de remesas, las restricciones de movilidad y las trabas en distribución han reducido tanto la demanda como la oferta de alimentos. Aunque las transferencias de efectivo y programas de reparto son pasos necesarios, resultan insuficientes. Superada la emergencia, se requiere consolidar una estrategia sostenible contra la desnutrición: creación de un fondo específico, fortalecimiento del SINASAN y un enfoque integral que abarque salud, educación nutricional, agricultura y empleo.

ROMPECABEZAS LATINOAMERICANO
Los recientes informes internacionales revelan el complejo panorama de Latinoamérica: corrupción persistente, crisis nutricional con coexistencia de obesidad y desnutrición, y un sistema educativo por debajo de los estándares globales. A pesar de estas deficiencias estructurales, los estudiantes de la región se declaran altamente felices, una paradoja que cuestiona la relación entre bienestar subjetivo y progreso real.

PELIGROSA CONFUSIÓN DE CONCEPTOS
La desnutrición crónica en Guatemala exige una aplicación decidida y efectiva de políticas de seguridad alimentaria. Sin embargo, en los últimos años se ha desvirtuado este enfoque al promover la soberanía alimentaria, una estrategia proteccionista que busca la autosuficiencia nacional en alimentos. El texto critica esta deriva ideológica, señalando que la historia demuestra cómo el proteccionismo genera ineficiencia, escasez y hambre, y que el comercio internacional —cuando es eficiente— es fundamental para garantizar el acceso a alimentos. Frente a la retórica antiglobalización, se aboga por mercados abiertos, mayor productividad agrícola y un enfoque técnico y no ideológico para resolver la pobreza y la desnutrición.