
GANAR TIEMPO ¿PARA QUÉ?
La inmunidad colectiva frente al covid-19 requiere que un 60% de la población adquiera defensas, ya sea por contagio natural —con graves costos en vidas— o mediante una vacuna aún inexistente. Ante esta realidad, el distanciamiento social se convierte en la única opción para ganar tiempo. Ese tiempo debe emplearse para ampliar la capacidad hospitalaria, fortalecer al personal y equipamiento médico, y diseñar una estrategia clara de reapertura económica acompañada de protocolos sanitarios y pruebas aleatorias. Asimismo, es fundamental asegurar recursos para la asistencia humanitaria y empresarial durante la emergencia y preparar políticas de reactivación. Un plan de desescalada, con fases y fechas, es indispensable para brindar certeza y orientar la recuperación.

APRETAR Y RELAJAR, EN ESE ORDEN
La pandemia obligó a los gobiernos a escoger entre dos enfoques: la contención, que busca inmunización gradual aislando solo a los vulnerables, y la supresión, basada en confinamiento estricto. La experiencia internacional muestra que el enfoque de contención, ensayado en países como Suecia, genera más contagios y muertes, volviéndose insostenible. En contraste, la estrategia checa de supresión permitió reducir contagios, reforzar el sistema sanitario y preparar una reapertura gradual con fuerte respaldo fiscal. El camino más viable parece ser aplicar confinamiento riguroso al inicio, invertir en capacidad hospitalaria y, luego, relajar medidas con cautela, manteniendo flexibilidad ante posibles rebrotes.

EL PUENTE SOBRE EL ABISMO
Las pandemias concluyen cuando la población alcanza inmunidad colectiva, ya sea por contagios previos o por vacunas, aunque estas últimas aún están lejanas en el caso del covid-19. Mientras tanto, el distanciamiento social es la única herramienta para ganar tiempo, evitar el colapso hospitalario y preparar tratamientos más efectivos. Este periodo de tres a cuatro meses exige una estrategia dual: salvar vidas y mitigar la recesión. La clave está en modular las restricciones y segmentarlas según población, territorio y sectores productivos, priorizando la reapertura gradual de actividades de bajo riesgo y alto impacto económico, con apoyo fiscal y sanitario sostenido.

EL “DILEMA” QUE NO ES TAL
La pandemia del covid-19 plantea un choque económico severo, pero no un dilema: sin vacuna ni medicamentos, el distanciamiento social es la única estrategia viable. La historia de la gripe española demuestra que las ciudades que aplicaron medidas estrictas lograron mejores resultados económicos y sanitarios que las que fueron reticentes. El reto actual es modular estas restricciones según la velocidad del contagio, conscientes de que habrá varias oleadas. En esta primera, el Estado debe suplir la caída del consumo y la inversión privados con un gasto público extraordinario, enfocado en salud, asistencia social y apoyo empresarial, ejecutado con transparencia.