
REACTIVACIÓN: PENSAR FUERA DE LA CAJA
La incertidumbre generada por la pandemia ha detenido el consumo y la inversión, mientras los bancos acumulan liquidez sin canalizarla a créditos productivos. Para que la reactivación económica sea sostenible, es clave fomentar los flujos financieros mediante políticas públicas estratégicas, como los fondos de garantía. Estos instrumentos públicos o mixtos cubren parte del riesgo de los préstamos, facilitando el acceso al crédito a micro, pequeñas y medianas empresas, y activando la inversión privada. Presupuestar recursos para establecer estos fondos, con gobernanza y rendición de cuentas, es más eficiente que intentar reactivar la economía únicamente con gasto estatal.

HAY QUE SUSTENTAR LA REACTIVACIÓN
El confinamiento y los efectos de la pandemia provocaron shocks de oferta y demanda que el gobierno intentó mitigar con programas de emergencia financiados con más de Q20 millardos en deuda pública. Sin embargo, la lenta ejecución y el mal diseño limitan su efectividad. Los programas de préstamos, si se convierten en fondos de garantía y se blindan con buena gobernanza, pueden impulsar la reactivación. Además del financiamiento, se requieren cambios regulatorios, capacitación laboral y una apuesta por reformas estructurales en instituciones clave del Estado. Solo con visión y acción estratégica será posible transformar la crisis en una oportunidad de fortalecimiento nacional.