
IMPRODUCTIVIDAD, EL OTRO NOMBRE DE LA POBREZA
Los datos de la ENEI exponen la profunda desigualdad entre el área urbana y rural en Guatemala, con alarmantes niveles de informalidad, bajos ingresos y acceso limitado a servicios básicos. La agricultura emplea a casi un tercio de la población ocupada pero apenas genera el 14% del PIB, reflejando una baja productividad que perpetúa la pobreza rural. Para revertir esta realidad, es urgente que el Estado invierta en infraestructura, salud, educación y tecnología en las zonas rurales, y que fortalezca las instituciones que permitan a los ciudadanos emprender y desarrollarse.