
EL CRECIMIENTO COMO PRIORIDAD
Tras la recuperación económica de 2021-22, el crecimiento proyectado del 3.5% resulta insuficiente para mejorar de manera significativa el bienestar de la población. El desafío es lograr un crecimiento más rápido, sostenible e incluyente, pues estas dimensiones son complementarias, no excluyentes. El crecimiento impulsa empleos, ingresos, resiliencia y educación, y puede favorecer tanto la inclusión social como la sostenibilidad ambiental si los excedentes se canalizan correctamente. Para ello, es indispensable elevar la productividad, mediante tecnología, educación e instituciones sólidas que generen confianza y cohesión social, asegurando así un progreso amplio y duradero.

CRECIMIENTO E INCLUSIÓN: EL DOBLE DESAFÍO
El crecimiento económico del país se mantiene estable pero demasiado lento en comparación con otras economías emergentes, debido a la debilidad institucional y la escasa productividad. La expansión del PIB se ha sostenido principalmente por el aumento de la fuerza laboral, pero este factor pronto dejará de ser suficiente. Según estudios internacionales, el país carece de dos elementos clave para dinamizar su desarrollo: una base sólida de empresas medianas que impulsen innovación y empleo formal, y una clase media con ingresos productivos que active el consumo interno. Experiencias exitosas en países como Chile, Colombia y Perú muestran que la clave está en reformar las instituciones, mejorar la eficacia del Estado y fomentar un entorno favorable para la inversión y el emprendimiento. Solo así se podrá lograr crecimiento sostenido con inclusión social.