
UNA PIEZA EN EL ROMPECABEZAS ANTICORRUPCIÓN
La creación de una Secretaría de Integridad Pública es una iniciativa positiva, pero no suficiente. El combate a la corrupción en Guatemala requiere reformas más profundas: profesionalización del servicio civil, digitalización del gasto, justicia independiente y una Contraloría con dientes de acero.

PUERTOS: LA GRAN REFORMA PENDIENTE
Los puertos son la llave de la competitividad de Guatemala. No obstante, nuestro sistema portuario sigue atrapado en leyes incompletas, gobernanzas fragmentadas y limitaciones que frenan tanto la eficiencia operativa como la atracción de inversión. En el Congreso hay dos iniciativas de ley que pueden complementarse para construir un marco legal moderno y que otorgue certeza jurídica. La discusión de la reforma portuaria debe asumirse como un asunto de Estado.

NO HAY GASTO MÁGICO SIN INSTITUCIONES FUERTES
Incrementar el gasto público en infraestructura no garantiza desarrollo si el aparato estatal sigue atrapado en corrupción, falta de capacidad y temor a la justicia politizada. En esta columna publicada en Prensa Libre reflexiono sobre los riesgos de los “atajos” y las salidas pragmáticas que Guatemala puede explorar.

LAS REGLAS DEL JUEGO SÍ IMPORTAN
Basada en mi participación en un foro reciente de FUNDESA, esta columna analiza por qué la justicia y las políticas públicas importan más de lo que se suele admitir cuando se habla de atraer inversión. Sin reglas claras y un Estado que funcione, Guatemala no despegará.

CATÁSTROFE E INSTITUCIONES
La erupción del Volcán de Fuego reveló, además de la enorme solidaridad ciudadana para apoyar a los damnificados, la precariedad estructural del Estado. Desde la falta de catastros actualizados y ordenamiento territorial, hasta la ausencia de infraestructura adecuada y protocolos de emergencia, la tragedia mostró un sistema institucional incapaz de prevenir y responder eficazmente. En la reconstrucción, la desconfianza en el manejo de los recursos públicos amenaza con entorpecer la atención a las víctimas. El verdadero desafío radica en fortalecer instituciones capaces de prevenir riesgos, brindar servicios básicos y elevar la productividad, única vía para reducir la vulnerabilidad y mejorar la vida de la población.

LA VERDADERA OFICINA ANTI-CORRUPCIÓN
El índice de percepción de corrupción confirma un deterioro preocupante con graves consecuencias fiscales, sociales e institucionales. La corrupción erosiona los ingresos tributarios, incrementa costos en adquisiciones y obras públicas, y desvía recursos esenciales para salud, educación e infraestructura, debilitando la productividad y la calidad de vida. También deteriora la confianza ciudadana y la moral tributaria, afectando la gobernabilidad democrática. Aunque el gobierno ha anunciado acciones, la nueva comisión presidencial anticorrupción carece de una estrategia clara y enfrenta riesgos de politización. La vía más efectiva sería fortalecer la Contraloría de Cuentas y las auditorías internas, junto a reformas en servicio civil y contrataciones públicas.

NO HAY QUE ESPANTAR LA INVERSIÓN
La inversión es esencial para sostener y aumentar la producción, pero Guatemala enfrenta serias limitaciones en este ámbito. Mientras la inversión nacional apenas alcanza el 15% del PIB y la extranjera directa no supera el 1%, el país carece de las condiciones necesarias para atraer capital. Aunque los indicadores macroeconómicos como inflación controlada, déficit fiscal moderado y estabilidad monetaria inspiran confianza, la verdadera traba está en la debilidad institucional. No existe una política clara para la inversión extranjera, las obras públicas son insuficientes y no se ha definido un marco para las consultas comunitarias. Además, el Congreso bloquea leyes clave como la de infraestructura vial y estabilidad jurídica. Ante esta falta de certeza, los inversionistas optan por la cautela, aplazando decisiones hasta que haya mayor claridad.

LOS SIETE PECADOS DE LA SOCIEDAD
En 1925, Gandhi identificó siete “pecados sociales” que destruyen la convivencia y frenan el desarrollo: política sin principios, riqueza sin trabajo, placer sin responsabilidad, negocios sin moral, ciencia sin humanidad, religión sin sacrificio y educación sin carácter. Estos males, visibles en la vida cotidiana, han normalizado prácticas corruptas y debilitado la confianza en las instituciones. La política se convirtió en un medio para enriquecerse, los negocios se ven marcados por la deslealtad y la ciencia y la religión han sido instrumentalizadas con fines perversos. Además, la educación pierde su propósito formador al priorizar privilegios sobre valores. La proliferación de estas actitudes alimenta un círculo vicioso: instituciones frágiles permiten más impunidad, y esa impunidad, a su vez, destruye aún más la solidez institucional y moral del país.

LA AUSENCIA DEL ESTADO Y SUS CONSECUENCIAS
La ausencia del Estado en regiones como el Valle del Polochic, Ixil, la costa Sur-Occidental y el norte de Petén ha permitido que el crimen organizado ejerza control, afectando la seguridad, la gobernanza y el progreso económico. El Estado debe garantizar bienes públicos esenciales como seguridad, justicia, participación política, educación, salud e infraestructura, pero su incapacidad para hacerlo refleja su fragilidad. Según el Índice de Estados Frágiles 2019, Guatemala se encuentra en “alerta elevada”, lo que evidencia debilidades sociales, políticas y económicas significativas. El incidente reciente en El Estor evidencia la urgencia de reformas institucionales que recuperen la capacidad estatal de proveer servicios y seguridad de calidad en todo el territorio, esenciales para proteger a los ciudadanos y promover el desarrollo sostenible del país.

SIN INSTITUCIONES NO HAY PROGRESO
El principal obstáculo para que Guatemala genere más empresas, oportunidades de empleo y crecimiento económico no son factores macroeconómicos, sino la debilidad de sus instituciones y la gobernanza endeble. La ineficiencia estatal impacta la provisión de servicios públicos esenciales como educación, salud, seguridad y justicia, limita la productividad empresarial y encarece el costo de hacer negocios. La falta de credibilidad del Estado reduce la recaudación tributaria, dificultando la financiación de infraestructura y capital humano. Esta debilidad se refleja también en la baja inversión en capital fijo, menor que la de los vecinos regionales. Por ello, el nuevo gobierno y Congreso deberán priorizar la reforma institucional y el fortalecimiento del Estado, como requisito indispensable para fomentar inversión, empleo y desarrollo sostenible.

LA HORA DE LOS ESTADISTAS
Con el cierre de las elecciones, el país enfrenta el desafío de pasar de la retórica electoral a la acción gubernamental. El próximo presidente deberá evitar la tentación de prometer soluciones para todos los problemas y concentrarse en priorizar políticas claras y alcanzables. Guatemala arrastra tres grandes males: desnutrición infantil, crimen organizado y falta de oportunidades económicas, todos relacionados con la debilidad institucional y la ausencia de un Estado eficaz. La etapa de transición es clave para que las autoridades electas convoquen a la unidad nacional, construyan consensos y diseñen una agenda mínima enfocada en lo esencial. Esto implica reconocer que el aparato estatal es insuficiente y requiere reformas profundas en justicia, servicio civil, gasto público y sistema político. Sin consensos, el país seguirá estancado.

REACTIVACIÓN ECONÓMICA ¿PAR CUÁNDO?
La economía nacional enfrenta un crecimiento estancado en torno al 3%, por debajo del 4% histórico y lejos del 6% necesario para mejorar el desarrollo. Factores internacionales como la debilidad del comercio mundial y la caída de la inversión se suman a problemas internos como la incertidumbre política, la baja confianza de consumidores e inversionistas y la incapacidad institucional para ejecutar proyectos públicos. Las herramientas tradicionales de política fiscal y monetaria tienen un alcance limitado: el gasto está restringido por baja recaudación y rigidez presupuestaria, mientras que la transmisión de medidas monetarias se ve afectada por la débil penetración financiera. En este contexto, solo un cambio en las expectativas políticas podría generar el optimismo necesario para reactivar la economía y fortalecer la confianza empresarial.

HAGAMOS GRANDE A CENTROAMÉRICA OTRA VEZ
George Shultz y Pedro Aspe argumentan que la forma más efectiva de reducir la migración irregular del Triángulo Norte no es con muros ni políticas represivas, sino con inversión y fortalecimiento institucional. Señalan que los migrantes huyen de la falta de oportunidades económicas, la inseguridad, la violencia y la debilidad de los gobiernos en la región. Según ellos, los países ricos también necesitan migrantes, pero de forma ordenada y sostenible, y el desafío será aún mayor con futuros flujos desde naciones más grandes y pobres como Nigeria o India. Estados Unidos podría impulsar soluciones a través de cooperación, ayuda externa y organismos multilaterales, pero hasta ahora sus políticas han sido cortoplacistas y poco efectivas. Atender las causas estructurales es clave para frenar el éxodo.

LA BÚSQUEDA (INFRUCTUOSA) DEL SALVADOR
El populismo ha proliferado en América Latina gracias a votantes desesperados que buscan soluciones rápidas a problemas estructurales. Guatemala no es la excepción: la mayoría de candidatos pide confianza en sus personalidades y no en instituciones sólidas ni en programas de gobierno. Ejemplos recientes en México y Brasil, así como en el pasado en Perú y Venezuela, muestran cómo la elección de “salvadores” populistas conduce a polarización, deterioro institucional y crisis prolongadas. El gran desafío para Guatemala es evitar caer en la misma trampa en las próximas elecciones, apostando en cambio por liderazgos con visión y compromiso de fortalecer las instituciones y emprender una verdadera reforma política.

UN “PLAN MARSHALL” INCOMPLETO
El Plan de Desarrollo para Centroamérica presentado por México, elaborado con apoyo de la CEPAL, busca reducir la migración hacia Estados Unidos mediante mayor recaudación, gasto en infraestructura, programas sociales y proyectos ambientales. Aunque parte de un diagnóstico correcto sobre las causas de la migración, la propuesta omite el punto más crítico: el colapso de la capacidad institucional en los países del Triángulo Norte. En Guatemala, la persistente desnutrición infantil y la migración de menores evidencian un Estado incapaz de cumplir funciones básicas. Sin una profunda reforma institucional que fortalezca justicia, seguridad, salud, educación y gestión pública, cualquier plan de inversión corre el riesgo de ser ineficiente e insostenible, incluso si cuenta con financiamiento internacional.

ESTADO DE DERECHO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
El lento crecimiento económico del país refleja la baja productividad sistémica y la debilidad de sus instituciones públicas, lo que impide al Estado proveer servicios esenciales como seguridad, justicia, infraestructura, educación y salud. La crisis política reciente evidencia y agrava esta disfuncionalidad institucional, afectando la inversión y el desarrollo económico. A largo plazo, la pérdida de institucionalidad puede derivar en riesgos de gobernabilidad y fracaso económico, tal como muestran ejemplos internacionales. Garantizar el respeto al Estado de Derecho es esencial para promover un crecimiento sostenible, reducir la pobreza y mantener una democracia funcional.

POR QUÉ TRUINFAN LAS NACIONES
El McKinsey Global Institute identificó los factores comunes de los países emergentes con mayores crecimientos sostenidos del ingreso per cápita. Casos como China, Corea del Sur y Singapur muestran que la clave es un consenso nacional para priorizar el crecimiento económico y alinear la agenda pública hacia la productividad, los ingresos y la demanda. Esto requiere inversión en infraestructura, tecnología y capital humano, mercados laborales flexibles, estabilidad social, políticas macroeconómicas ágiles y apertura al comercio internacional, todo sustentado en instituciones sólidas y eficientes. Guatemala, con un crecimiento per cápita inferior al 1 % anual en la última década, debe entender que no existen atajos y que la salida del subdesarrollo pasa por liderazgo político y social capaz de sostener una agenda integral y persistente de transformación productiva.

SE NOS ESCAPA LA OPORTUNIDAD
El dinamismo de la economía estadounidense abre una ventana de crecimiento para los países centroamericanos, pero la región no logra capitalizarla debido a limitaciones estructurales: dependencia de las remesas, crisis fiscales, bajo nivel de inversión y sistemas políticos frágiles. Sin un fortalecimiento institucional y reformas fiscales, el potencial de crecimiento y bienestar seguirá desperdiciándose.

PUENTES, CORRUPCIÓN E INSTITUCIONES
El colapso del puente Morandi en Génova evocó la vulnerabilidad de la infraestructura y los efectos de la corrupción en la gestión pública. A raíz de ese contexto, el proceso “Manos Limpias” en Italia mostró cómo la persecución penal surge cuando fallan los sistemas de control y supervisión. La principal lección para Guatemala es que fortalecer las instituciones de prevención, auditoría y control de contrataciones resulta tan esencial como castigar penalmente a los responsables.

EL PROBLEMA ES EL SISTEMA POLÍTICO
El respaldo a la democracia en Guatemala ha caído drásticamente, en un entorno marcado por la desconfianza hacia los partidos y el Congreso. Esta erosión institucional favorece el populismo y amenaza el desarrollo económico. Las reformas políticas propuestas no atacan los problemas de fondo y omiten fortalecer al TSE, lo que agrava la desconexión entre representantes y ciudadanos.