
ESTAMOS BIEN… PERO VAMOS MAL
Guatemala exhibe indicadores macroeconómicos sólidos, como bajo déficit fiscal, crecimiento estable y avances sociales puntuales. Sin embargo, su progreso es extremadamente lento comparado con países similares de la región y Asia. Mientras Costa Rica, Panamá o Tailandia han avanzado con rapidez, Guatemala se estanca en una mediocridad estructural, afectada por instituciones débiles y escasa inversión en productividad. La estabilidad actual no se traduce en mejoras sustanciales para la población, lo que empuja a miles a migrar. Se necesita una agenda nacional de desarrollo basada en institucionalidad y eficiencia para revertir el estancamiento.

FALTA HACER LOS DEBERES
La coyuntura económica internacional es favorable para Guatemala, especialmente por el crecimiento y empleo en EE. UU., principal fuente de remesas. Sin embargo, el panorama político se ve amenazado por el deterioro de la institucionalidad en el país y la tensión con las políticas migratorias y proteccionistas de Trump. Para aprovechar la bonanza económica, Guatemala debe fortalecer el Estado de Derecho, combatir la corrupción y elegir un Fiscal General independiente. Sin reformas profundas, el país continuará perdiendo legitimidad y oportunidades clave.