
ESPERANZA EN LA INFRAESTRUCTURA
El crecimiento económico de Guatemala permanece estancado en un mediocre 3.5% anual, incapaz de generar empleo formal o reducir la pobreza. Ni el consumo privado, ni las exportaciones, ni el gasto público actual ofrecen una vía sostenible para el desarrollo. El único motor viable es la inversión en infraestructura, pero su desplome, la falta de priorización técnica, el débil compromiso político y la corrupción frenan cualquier avance. Sin una apuesta clara y transparente por grandes obras públicas, Guatemala seguirá atrapada en un ciclo de bajo crecimiento e inestabilidad social.