
INFRAESTRUCTURA: LOS BUEYES DELANTE DE LA CARRETA
El gasto en infraestructura en Guatemala es uno de los más bajos del mundo, lo que limita su desarrollo económico y social. Un informe del FMI señala que aumentar esa inversión en un 1% del PIB podría elevar el crecimiento anual en 1.2% y reducir significativamente la pobreza extrema. Sin embargo, recalca que estos beneficios solo son posibles si se garantiza una gestión pública eficaz, transparente y libre de corrupción. Para ello, urge reformar profundamente las instituciones encargadas de planificar y ejecutar proyectos de infraestructura.

ESPERANZA EN LA INFRAESTRUCTURA
El crecimiento económico de Guatemala permanece estancado en un mediocre 3.5% anual, incapaz de generar empleo formal o reducir la pobreza. Ni el consumo privado, ni las exportaciones, ni el gasto público actual ofrecen una vía sostenible para el desarrollo. El único motor viable es la inversión en infraestructura, pero su desplome, la falta de priorización técnica, el débil compromiso político y la corrupción frenan cualquier avance. Sin una apuesta clara y transparente por grandes obras públicas, Guatemala seguirá atrapada en un ciclo de bajo crecimiento e inestabilidad social.