
¿SE ACABÓ LA INICIATIVA?
Lejos de haberse agotado, la propuesta de despenalizar las drogas impulsada por Guatemala sigue siendo una herramienta vital para cuestionar el fracaso histórico de la guerra antidrogas. Las políticas impuestas por los países consumidores han generado un coste desmedido para América Latina, especialmente en vidas, desarrollo y estabilidad institucional. La OEA, ahora encargada de evaluar propuestas concretas, debe actuar con independencia y compromiso regional. Urge una nueva estrategia que regule con inteligencia y equidad, exigiendo a los países consumidores una compensación justa por el daño causado a los territorios utilizados como escenarios de la violencia narcotraficante.