
RECOBREMOS LA SENSATEZ
Los países pueden verse envueltos en crisis artificiales promovidas por posiciones extremas que agravan la confrontación social. Guatemala, al igual que Cataluña, enfrenta una peligrosa polarización que obstaculiza una transición necesaria hacia la transparencia. Esta división abre la puerta al populismo, alentado por los beneficiarios de un sistema corrupto que buscan sabotear la lucha anticorrupción. Ante la ausencia de liderazgos claros, urge un acuerdo ciudadano basado en una agenda realista que priorice la reforma electoral, la justicia y la transparencia. La sensatez debe prevalecer para consolidar instituciones fuertes y evitar la regresión al pasado.

EL PESO DE LA DESCONFIANZA
La más reciente encuesta de Latinobarómetro revela un nivel alarmantemente bajo de confianza en Guatemala, tanto entre individuos como hacia las instituciones públicas y políticas. Esta desconfianza es un lastre que dificulta el avance económico y político del país, fomentando altos costos sociales y económicos y una polarización extrema en el debate público. La omnipresente corrupción y la ineficiencia de los poderes del Estado agravan esta situación, alimentando recelos y sospechas que limitan la cooperación social y la implementación de políticas públicas efectivas. Para progresar, el país debe abordar esta crisis de confianza y fomentar un diálogo más constructivo y plural.

FALTAN MATICES
Guatemala enfrenta una polarización ideológica que dificulta el progreso político y social. La división entre izquierda y derecha, y entre tecnócratas y políticos, limita la capacidad para crear políticas públicas efectivas. Se requiere un liderazgo que combine convicciones claras con flexibilidad para reconocer aciertos ajenos, superando la rigidez ideológica y el patrimonialismo. Solo con matices y diálogo se podrá avanzar hacia una democracia sólida que evite la demagogia y ofrezca esperanza para un futuro común.