
POLÍTICA, PRODUCTIVIDAD Y CRECIMIENTO
Tras el repunte económico de 2021 y 2022, Guatemala enfrentará un retorno al bajo crecimiento tendencial cercano al 3.5%. La causa central es la baja productividad, originada en la deficiente provisión de bienes públicos como seguridad, justicia, educación e infraestructura, así como en políticas que distorsionan la economía. Este estancamiento puede fomentar frustración social, abrir espacio al populismo y, con ello, a decisiones que deterioren aún más la estabilidad económica. Para revertirlo, no basta con disciplina macroeconómica: se requiere fortalecer las instituciones políticas, garantizar el Estado de derecho y promover políticas que mejoren la productividad y la movilidad social.

UN TESORO EN RIESGO
La pandemia abrió la puerta a un incremento sin precedentes del gasto público, debilitando el compromiso con la disciplina macroeconómica. En Latinoamérica, el descontento social ha sido aprovechado por populistas que promueven políticas de gasto excesivo e insostenible, debilitando instituciones y creando falsas expectativas. En Guatemala, varias iniciativas legislativas buscan transferencias y beneficios millonarios que pondrían en riesgo las finanzas públicas, desde bonos masivos hasta energía gratuita. Aunque se presenten como solidarias, estas medidas alimentan el despilfarro y la inflación. La experiencia internacional demuestra que perder la estabilidad fiscal tiene consecuencias graves y costosas para la economía y la población.

PELIGROSA ECUACIÓN
La incapacidad del Estado para proveer servicios esenciales refleja una ausencia que erosiona la confianza ciudadana y debilita la democracia. A esto se suma el creciente desencanto social frente a la corrupción y la mala gestión, agravado por la pandemia. Cuando a estos factores se añade un detonante puntual —como en Chile o Guatemala en 2020— surge el riesgo de un estallido social que favorece el ascenso de movimientos populistas radicales. Aunque inicialmente atractivos, estos generan incertidumbre, deterioro económico y pérdida de paz social. Evitarlo exige rescatar y fortalecer las instituciones fundamentales del Estado, única garantía de estabilidad y desarrollo.

MAMAR DE LA UBRE SECA DEL FISCO
La práctica de regalar dinero desde el erario refleja la decadencia del sistema político, caracterizado por propuestas mediocres y soluciones populistas. Pactos colectivos con cláusulas insostenibles, dádivas a grupos de presión como excombatientes o adultos mayores, y apoyos improvisados a sectores afectados por crisis muestran cómo se privilegia la salida fácil en lugar de reformas estructurales. Estas medidas dañan la sostenibilidad fiscal, socavan el seguro social y distorsionan la atención de problemas de largo plazo. Aunque se venden como actos de justicia social, sus consecuencias son nefastas: minan las finanzas públicas, generan dependencia y amenazan la estabilidad económica construida con esfuerzo.

LA BÚSQUEDA (INFRUCTUOSA) DEL SALVADOR
El populismo ha proliferado en América Latina gracias a votantes desesperados que buscan soluciones rápidas a problemas estructurales. Guatemala no es la excepción: la mayoría de candidatos pide confianza en sus personalidades y no en instituciones sólidas ni en programas de gobierno. Ejemplos recientes en México y Brasil, así como en el pasado en Perú y Venezuela, muestran cómo la elección de “salvadores” populistas conduce a polarización, deterioro institucional y crisis prolongadas. El gran desafío para Guatemala es evitar caer en la misma trampa en las próximas elecciones, apostando en cambio por liderazgos con visión y compromiso de fortalecer las instituciones y emprender una verdadera reforma política.

PENSIONES DEMAGÓGICAS
La demagogia política recurre a promesas atractivas pero inviables, y entre ellas destacan las propuestas de incrementar las pensiones de los jubilados del Estado. En el contexto electoral actual, varias iniciativas en el Congreso ofrecen aumentos sustanciales sin estudios técnicos ni respaldo financiero, lo que implicaría un costo superior a Q2 mil millones anuales. Este gasto superaría los presupuestos de varios ministerios juntos, comprometiendo la inversión pública, generando mayor déficit y elevando el endeudamiento. Además, contradice advertencias previas del propio Congreso sobre la fragilidad del sistema de clases pasivas. Estas propuestas, más que buscar soluciones reales, explotan emociones y votos fáciles a costa de la estabilidad fiscal y del futuro del país.

LA DEMOCRACIA LIBERAL EN PELIGRO
El auge de políticas nacionalistas y populistas amenaza con revertir los avances logrados por la globalización y la democracia liberal. Para enfrentar este riesgo, se requiere defender las instituciones, el libre comercio y la innovación, al tiempo que se apoye a los sectores vulnerables con educación, empleo y regulaciones efectivas que fortalezcan la igualdad de oportunidades.

RECETA PARA DETENER EL PROGRESO
El aislamiento económico y político impulsado por gobiernos populistas y nacionalistas, especialmente en países desarrollados, amenaza con revertir décadas de avances en crecimiento económico y bienestar humano. La historia advierte que los costos de estas políticas van más allá de lo económico, afectando la paz y el desarrollo global.

EL DESENCANTO CON EL CAPITALISMO
El creciente desencanto con el capitalismo y la globalización refleja una percepción generalizada de que los beneficios del sistema actual están mal distribuidos, generando tensiones sociales y alimentando el ascenso de líderes nacionalistas y proteccionistas. Aunque la globalización ha contribuido a reducir la pobreza global y mejorar los estándares de vida, también ha tenido efectos colaterales negativos que exigen una intervención estatal estratégica. Los gobiernos deben proteger a los trabajadores sin sacrificar la integración económica, mientras que las empresas deben adoptar una visión sostenible de largo plazo que armonice rentabilidad y bienestar social.

RECOBREMOS LA SENSATEZ
Los países pueden verse envueltos en crisis artificiales promovidas por posiciones extremas que agravan la confrontación social. Guatemala, al igual que Cataluña, enfrenta una peligrosa polarización que obstaculiza una transición necesaria hacia la transparencia. Esta división abre la puerta al populismo, alentado por los beneficiarios de un sistema corrupto que buscan sabotear la lucha anticorrupción. Ante la ausencia de liderazgos claros, urge un acuerdo ciudadano basado en una agenda realista que priorice la reforma electoral, la justicia y la transparencia. La sensatez debe prevalecer para consolidar instituciones fuertes y evitar la regresión al pasado.

ENERGÍA SOCIAL DESPERDICIADA
En Guatemala, la protesta se ha convertido en un recurso inmediato para expresar oposición, reflejo de la fragilidad del sistema de partidos y del Estado. El auge de movimientos “anti-todo”, muchas veces sin propuestas ni apertura al diálogo, obstaculiza el desarrollo y debilita la institucionalidad. El discurso libertario y la financiación de ciertas ONGs extranjeras alimentan, sin querer, esta oposición sistemática. El país necesita canalizar su energía social hacia la construcción de instituciones fuertes, una ciudadanía crítica y una visión de futuro común, evitando caer en el círculo vicioso de la protesta sin dirección ni resultados.