
GUATEMALA: FRUSTRACIÓN ECONOMICA (II)
Reducir la pobreza en Guatemala requiere mucho más que buenas intenciones. La inseguridad, la desigualdad extrema y la baja productividad son obstáculos clave para el crecimiento. Reformar la Policía y el sistema judicial, invertir en educación, salud, infraestructura y extender la seguridad social son urgentes. También es vital una reforma fiscal que aumente ingresos públicos de forma eficiente y honesta. Mantener la estabilidad macroeconómica es importante, pero no suficiente: las políticas públicas deben priorizar la inversión en capital humano, físico y social para generar un crecimiento inclusivo y sostenido.

LA BRECHA URBANO-RURAL
La brecha entre las zonas urbanas y rurales en Guatemala sigue siendo abismal, marcada por pobreza, baja productividad y un abandono institucional crónico. La falta de coordinación estatal y la inexistencia de políticas públicas sostenidas y bien orientadas perpetúan la desigualdad. El 39% de la población trabaja en el campo, pero sólo genera el 13% del PIB, reflejo directo de la baja productividad. Frente a esta realidad, se necesitan políticas que fomenten excedentes económicos, inclusión social y una institucionalidad sólida. Sin embargo, propuestas como la Ley 4084 no solo ignoran estas prioridades, sino que podrían empeorar la situación por su enfoque errático y antitécnico.

MEDIOCRE, PERO CON POTENCIAL
Aunque las cifras recientes de crecimiento del PIB pueden parecer alentadoras, la economía guatemalteca sigue atrapada en un patrón de expansión mediocre que impide mejorar significativamente los niveles de vida. Con más de la mitad de la población viviendo en pobreza, un crecimiento menor al 5% anual es insuficiente para cerrar brechas estructurales. Para revertir esta trayectoria, es imprescindible mejorar el capital humano mediante inversión en educación y salud, aumentar el capital físico con infraestructura y atraer inversión privada. No hay soluciones rápidas: se necesita una visión de largo plazo, voluntad política y perseverancia para cambiar el rumbo del país.