
EMPLEO Y DESARROLLO INTEGRAL
Aunque las cifras de desempleo en Guatemala parecen alentadoras en comparación con las de otros países, ocultan una realidad preocupante: el 57.2% de la fuerza laboral está subempleada. La baja productividad, especialmente en el área rural, donde la agricultura emplea al 38.8% pero apenas genera el 13.3% del PIB, está estrechamente ligada al escaso nivel educativo. Esta situación limita tanto los ingresos de los trabajadores como el potencial de crecimiento de las empresas. Frente a esta crisis estructural, el gobierno ha lanzado dos políticas —una de empleo y otra de desarrollo rural— que deben implementarse de forma coordinada para evitar contradicciones y asegurar resultados sostenibles.