
ES LA POLÍTICA, TONTO
El principal freno al desarrollo guatemalteco es un sistema político corrupto y fallido, cuya reforma no puede dejarse en manos de los responsables de su deterioro. La presión ciudadana debe mantenerse para forzar una transformación auténtica y profunda.

EN MANOS DE LA CORTE
La Corte de Constitucionalidad debe pronunciarse sobre una serie de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que amenazan la legitimidad del proceso electoral en Guatemala. Ciudadanos, especialmente jóvenes estudiantes de Derecho, han intervenido con un amicus curiae para advertir sobre violaciones a la libertad de expresión, la representatividad, el acceso igualitario a cargos públicos y el uso desproporcionado de recursos públicos. Estas reformas, lejos de fortalecer la democracia, la debilitan, y exigen una respuesta firme por parte del máximo tribunal constitucional del país.

LA NECESARIA REFORMA POLÍTICA
La democracia guatemalteca, aún joven y frágil, enfrenta riesgos estructurales por la baja identificación ciudadana con sus beneficios y la instrumentalización del sistema político por intereses particulares. El fortalecimiento democrático no solo es deseable en sí mismo por las garantías de libertad e igualdad que ofrece, sino también porque permite la existencia de instituciones esenciales para el desarrollo económico. En este contexto, las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos deben aprovecharse como una oportunidad para mejorar la representatividad y la transparencia, sin esperar transformaciones radicales. La clave está en consolidar el marco institucional, educar a la ciudadanía y establecer mecanismos efectivos de control y contrapeso.