
¿ES SANO QUE HAYA MUCHOS CANDIDATOS?
La reforma electoral de 2016 introdujo cambios cosméticos pero dejó intactos los problemas de fondo: los políticos tradicionales mantienen el control, el Tribunal Supremo Electoral enfrenta sobrecarga y los ciudadanos sienten que su representación es insuficiente. La limitación en el financiamiento ha incentivado la proliferación de candidatos presidenciales, complicando la labor administrativa del TSE y generando desafíos para los votantes. Sin embargo, un alto número de candidatos también indica participación ciudadana y disposición a involucrarse en política. El verdadero problema del sistema electoral radica en las barreras a la organización ciudadana, la escasa representatividad de los funcionarios electos y la debilidad institucional de la autoridad electoral, factores que deberían concentrar la atención de los ciudadanos y las reformas futuras.

EL LEGISLATIVO EN LA ENCRUCIJADA
El Congreso de Guatemala debe ejercer funciones clave como legislar con calidad, controlar al Ejecutivo y representar políticamente a la ciudadanía. Sin embargo, el uso excesivo de interpelaciones como estrategia obstruccionista y la aprobación de leyes sin el debido debate en comisiones han debilitado su papel institucional. Esta situación refleja problemas estructurales en el sistema de partidos y una débil cultura política. Se requiere reformar tanto el sistema electoral como la Ley Orgánica del Legislativo para evitar abusos del derecho de interpelación y fortalecer el rol del Congreso como contrapeso legítimo dentro del Estado.