
UNA TRANSICIÓN POLÍTICA EJEMPLAR
Guatemala atraviesa una etapa transicional que podría abrir paso a un nuevo orden político e institucional si se gestiona con visión. La experiencia de España en 1977, donde una reforma política audaz logró convertir una dictadura en una democracia próspera, ofrece lecciones valiosas. La clave fue reconocer la ilegitimidad del sistema anterior, facilitar la competencia electoral, garantizar un financiamiento equitativo, y generar una movilización ciudadana activa. Pese a los temores, el proceso resultó exitoso y estable. Guatemala necesita un liderazgo capaz de interpretar el momento actual y transformar la crisis en oportunidad, priorizando legalidad, apertura política y confianza pública.

¿ES VIABLE UN PACTO DE PAÍS?
Guatemala enfrenta una transición delicada tras años de corrupción e impunidad. Sin embargo, la falta de liderazgo y de una hoja de ruta compartida amenaza con dejar al país estancado entre el pasado y un futuro incierto. La construcción de un pacto nacional requiere una agenda consensuada, actores impulsores con legitimidad y ejecutores comprometidos. Reformas institucionales clave y políticas sociales básicas deben formar parte de este consenso. Si la sociedad civil, la comunidad internacional y sectores clave no logran articularse, la oportunidad histórica podría convertirse en un vacío de gobernabilidad.

LA DIFÍCIL TRANSICIÓN
La transición guatemalteca hacia un Estado de Derecho se enfrenta a décadas de costumbres ciudadanas moldeadas por la ausencia del Estado y la debilidad institucional. La lucha contra la corrupción ha revelado que las prácticas ilegales no son excepciones, sino parte del sistema. La aplicación estricta de la ley está desbordando tanto a los ciudadanos como a las autoridades y al sistema de justicia. Para evitar una crisis de gobernabilidad, se requieren medidas transitorias que suavicen el impacto, pero sobre todo reformas profundas que fortalezcan al Estado y hagan sostenible el cambio.