
LA MEJOR POLÍTICA DE REACTIVACIÓN
La pandemia provocó la pérdida de más de 60 mil empleos formales y un fuerte incremento del subempleo en Guatemala, debilitando el consumo de los hogares, motor principal de la economía. La inversión, otro pilar esencial, también cayó de forma drástica, profundizando las limitaciones estructurales del crecimiento. La recuperación exige restablecer la confianza, algo imposible sin certeza jurídica ni un plan claro frente a la crisis sanitaria. La vacunación masiva surge como la herramienta más poderosa para revertir la incertidumbre: unifica, inspira y puede dinamizar tanto consumo como inversión, constituyendo la política más efectiva de corto plazo para la reactivación económica.

NUBARRONES EN EL HORIZONTE
Tras la contracción de 2020, Guatemala proyectaba un repunte económico en 2021, respaldado por la reactivación mundial, exportaciones y remesas. Sin embargo, la recuperación enfrenta obstáculos: nuevas olas de contagios, mutaciones del virus y retrasos en las vacunas, que limitan turismo y comercio exterior. A nivel interno, la falta de readecuación presupuestaria mantiene un gasto sobredimensionado y dudas sobre la sostenibilidad fiscal. La lenta vacunación, el desempleo persistente, la parálisis en las cortes, la fragmentación política y el deterioro institucional agravan la incertidumbre. Reenfocar políticas en inmunización, estabilidad fiscal y reformas institucionales es esencial para garantizar inversión y empleo.

¡LA VACUNA!
El anuncio de vacunas eficaces contra el covid-19 abre la posibilidad de superar la pandemia en 2021, pero Guatemala enfrenta grandes desafíos para garantizar inmunización masiva. La prioridad del Estado debe ser destinar recursos financieros —alrededor de Q1500 millones— y capacidades logísticas suficientes para cubrir al 40% de la población, requisito para alcanzar la inmunidad de grupo. Esta estrategia no solo salvaría vidas, sino que también brindaría certidumbre económica y política, al devolver confianza a la inversión y a la sociedad. Sin embargo, la corrupción y la resistencia de ciertos funcionarios dificultan que la vacunación sea asumida como prioridad absoluta.