ECONOMISTAS Y POLÍTICA FISCAL
30/enero/2012
LA ACTUALIZACIÓN TRIBUTARIA ES IMPERFECTA PERO NECESARIA PARA EVITAR UNA CRISIS FISCAL MAYOR
El trabajo de los economistas es –valga el pleonasmo- estudiar la economía. Como disciplina académica, la economía se ocupa de describir y explicar los fenómenos económicos: la Economía Positiva describe “lo que es”, en contraposición a la Economía Normativa, que describe “lo que debe ser”. Ambas vertientes se cruzan, ya que del análisis positivo se pueden desprender implicaciones de política pública (normativas).
Un aspecto fascinante del trabajo del economista es que, al mismo tiempo que la realidad guía la formulación de la teoría económica, ésta puede influir y modificar la realidad por medio de las políticas económicas (como la política fiscal o la monetaria). Lo complicado es que no existe un enfoque único para realizar esta “polinización cruzada” entre economía teórica y economía aplicada, pues la economía es ciencia y arte a la vez; es tanto teórica como política. Amén de que existen numerosas escuelas de pensamiento que se esfuerzan por explicar aspectos específicos de una realidad que es de por sí extremadamente compleja.
De allí el mérito que tuvo el hecho de que el grupo de economistas conocido como G40 –que como foro de discusión compuesto por miembros de tanques de pensamiento, academia, analistas, columnistas y exfuncionarios, se ha venido reuniendo desde hace varios años- decidiera por primera vez pronunciarse el año pasado sobre la grave situación de las finanzas públicas. En efecto, el manejo de la deuda se salió de control y su rápido crecimiento implica compromisos de pago crecientes en el futuro cercano; además, se contrajo deuda para pagar ilegal e insosteniblemente gastos corrientes, al tiempo que la injustificable “deuda flotante” amenaza la calificación de riesgo-país.
Como el G40 lo advirtió, el nuevo gobierno encontró que no cuenta con recursos suficientes para operar y cumplir con sus promesas de campaña, lo cual entraña riesgos de ingobernabilidad que deben ser rápidamente conjurados con medidas de ajuste fiscal. Ante la urgencia, la semana pasada el gobierno empezó a socializar su propuesta de “actualización tributaria” con la que espera hacerse de recursos suficientes para financiar sus programas de seguridad, nutrición, desarrollo rural y control del endeudamiento público.
Afortunadamente, las medidas planteadas se enmarcan en las líneas generales de lo que el G40 sugirió el año pasado –como una solución pragmática a la amenaza de crisis fiscal- en cuanto a retomar la propuesta de modernización presentada por el Grupo Promotor del Diálogo Fiscal en 2008. Sin embargo, como es habitual en los temas tributarios, en los detalles está el diablo, por lo que el éxito económico y político de esta propuesta dependerá de la confluencia de una serie de factores técnicos y prácticos.
Esta no es la madre de todas las reformas, pero parece ir por el camino correcto ante una situación de emergencia
Además de la discusión que inevitablemente se va a generar respecto de los porcentajes que deben tener las tasas impositivas que se pretende modificar (en cualquier reforma tributaria alguien tiene que pagar), la propuesta gubernamental se presta al debate de, al menos, dos aspectos fundamentales. Por un lado, su clara apuesta por aumentar la recaudación a través del Impuesto Sobre la Renta y del fortalecimiento de la Superintendencia de Administración Tributaria podría resultar en que el esfuerzo planteado no sea suficiente para generar los recursos que espera el gobierno. De ser así, eventualmente habrá que discutir seriamente sobre un tema que para muchos parece ser tabú: alinear la tasa del Impuesto al Valor Agregado al nivel del resto de países de la Región. Por otro lado, la propuesta gubernamental, que es muy precisa en el caso de los ingresos, no presenta el mismo nivel de detalle en lo que respecta a medidas para mejorar la transparencia y calidad del gasto, pues no tomó en cuenta las recomendaciones que sobre dicho tema hizo con buen grado de precisión el G40 en 2011.
En todo caso, la propuesta que hoy se impulsa no se trata de “la madre de todas las reformas” tributarias pues existen aún grandes problemas estructurales que deben solventarse en el área fiscal, pero aún así parece ir por el camino correcto ante una situación de emergencia. Habrá que ver si su discusión y eventual aprobación en el Congreso de la República logra preservar sus virtudes (o, incluso –se vale soñar-, mejorarlas) sin empeorar sus defectos.