NOTICIAS CELULARES

30/noviembre/2009



LA IMPUNIDAD TRANSFORMA EL CRIMEN EN RUTINA

La semana pasada trajo malas y buenas noticias relacionadas con el teléfono celular. La primera mala noticia es que dos individuos en una moto me robaron el mío; el tripulante de atrás tocó con su pistola la ventanilla de mi vehículo exigiéndome que le diera el aparato. La buena noticia es que, de tanto leer y comentar sobre el procedimiento a seguir en estos casos, y en virtud de que me encontraba en un embotellamiento al final de la calle Montúfar (territorio libre de los roba-celulares), seguí al pie de la letra las instrucciones que recién había leído en internet y el atraco se perpetró con fluidez, casi civilizadamente. La única ofensa fue que el ladrón, luego de haberme quitado también mi bolígrafo, me lo despreció y devolvió de forma descortés.

El procedimiento fue tan fluido, casi parecía parte del sistema

La buena noticia es que los conductores y transeúntes que atestaban la calle a la hora del crimen, lo presenciaron con absoluta naturalidad y calma, por lo que no se alteró el orden público. La mala noticia es que tanto la policía de tránsito como la nacional también parecen considerar como algo normal y cotidiano este tipo de hurtos, pues los unos ni siquiera se inmutan ante la continua (pero ilegal) circulación de motocicletas con dos tripulantes, mientras que los otros deciden ignorar lo que casi todos los capitalinos saben: que el sector Montúfar-Liberación es un escenario donde habitualmente se asalta a peatones y vehículos a plena luz del día y en total impunidad.

La buena noticia es que acudí de inmediato a la agencia de la compañía telefónica a tramitar el bloqueo de la línea, lo cual se realizó prontamente pues existe un servicio al cliente dedicado a este tipo de operaciones, dada su recurrencia. La mala noticia es que, para desactivar completamente el aparato robado y poder recuperar la línea en uno nuevo, era necesario hacer la denuncia correspondiente ante al Ministerio Público. La buena noticia es que me encontré con que la Oficina de Atención Permanente del MP es muy amplia y ordenada, y brinda al público una atención rápida y cortés, siguiendo procedimientos específicos para el robo de celulares, dado lo habitual del hecho. La mala noticia es que la denuncia no tiene el propósito de iniciar ninguna acción de investigación penal (pues no preguntan ningún detalle del asalto), sino un simple trámite para “dejar constancia de lo ocurrido” (según reza el formulario correspondiente) y para liberar de responsabilidad a la empresa telefónica durante el trámite de reposición.

La mala noticia es que, después de cumplidos los trámites y el papeleo, la empresa telefónica no tenía existencias (ni intención de tenerlas) del modelo que me fue robado, pese a tenerlo conspicuamente en exhibición, presumiblemente con el propósito de atraer a ingenuos consumidores (como yo), para luego salir con el consabido “fíjese que se nos agotó”. La buena noticia es que, después de verter varios mililitros de bilis, y alguna que otra lágrima, la compañía tuvo la graciosa magnanimidad de concederme un aparato sustituto (de menor calidad) a precio especial, a cambio de prolongar el contrato que me amarra con la empresa otros dieciocho meses. La mala noticia es que, ahora que he recuperado mi móvil, existe la probabilidad de que tenga que pagar más impuestos por llamada. La buena notica es que, con la sicosis de que me vuelvan a asaltar, reduciré al mínimo su uso; al menos en público.

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