
EL NUMERITO CLAVE
El déficit fiscal, la diferencia entre ingresos y gastos del gobierno, es el núcleo del debate sobre la salud financiera del Estado. Propuestas recientes para permitir que el Banco de Guatemala financie directamente al gobierno ignoran este punto crucial. Argumentar que dicha prohibición genera un “monopolio” para los bancos privados es erróneo: la raíz del problema está en la baja recaudación tributaria, no en quién otorga el crédito. Además, permitir que el banco central emita dinero para cubrir el déficit socavaría la estabilidad económica lograda con esfuerzo. Por otra parte, la deuda flotante por obras públicas no presupuestadas refleja el mismo problema: un déficit encubierto que, al reconocerse, eleva peligrosamente el nivel de endeudamiento del país. Mantener el enfoque en el déficit fiscal es esencial para evitar medidas improvisadas que comprometan la sostenibilidad económica a largo plazo.

TRANSPARENCIA EN ENTIDADES AUTÓNOMAS
Un análisis rápido de 20 entidades descentralizadas y autónomas revela que muchas operan con escasa o nula transparencia financiera. Algunas no publican ni presupuestos ni estados financieros, y en varios casos ni siquiera son auditadas por la Contraloría. Solo dos entidades alcanzan niveles altos de transparencia: el IGSS y el INFOM. El resto presenta serias deficiencias en la rendición de cuentas, incluyendo instituciones clave como la SAT, la USAC y el Organismo Judicial. Además, varias municipalidades importantes, como las de Guatemala y Mixco, tampoco informan sobre su situación financiera, mostrando un patrón generalizado de opacidad.