
EVALUACIÓN DE LA INVERSIÓN PÚBLICA
La inversión pública en Guatemala se ha reducido drásticamente en cantidad y calidad, con un presupuesto cada vez más destinado a gastos de funcionamiento y no a infraestructura. La ineficiencia, la falta de priorización de proyectos y la corrupción agravan el problema, situando al país por debajo del promedio regional en infraestructura. Mejorar la planificación, ejecución y mantenimiento de la obra pública exige instituciones más sólidas y experticia técnica. La evaluación PIMA del FMI ofrece una oportunidad clave para diagnosticar el sistema y sentar las bases de reformas que impulsen productividad, empleo y crecimiento sostenible.

BLINDAR LOS AHORROS FISCALES
En 2021, Guatemala logró mejorar notablemente sus finanzas públicas, acumulando más de Q6 millardos en recursos extraordinarios gracias a un aumento de ingresos y a la emisión estratégica de deuda. Esta situación representa una oportunidad histórica para impulsar la inversión en infraestructura, elemento crucial para el desarrollo económico. Para que sea efectiva, la inversión debe concentrarse en proyectos bien evaluados, con procesos de licitación transparentes y gestión de contratos rigurosa. Proyectos como la conectividad de frontera a frontera, ampliaciones viales y mejoras en movilidad urbana requieren gobernanza especial, asegurando que los recursos se ejecuten con eficiencia y bajo estricta fiscalización.

CÓMO EXPORTAR MÁS (Y MEJOR)
El crecimiento guatemalteco se sustenta en el consumo más que en las exportaciones, lo que plantea el reto de diversificar la base productiva. Un estudio del FMI demuestra que la clave no está en políticas industriales dirigidas a sectores específicos, sino en crear condiciones generales que favorezcan la apertura y la sofisticación comercial. Cuatro factores resultan decisivos: la reducción de barreras al comercio, infraestructura moderna que agilice la conectividad, una población mejor educada y la gobernanza estatal que brinde certeza y eficiencia. Sin reformas estructurales en estas áreas, será imposible construir un sector exportador competitivo y de mayor valor agregado.

COLAPSO EN CÁMARA LENTA
Guatemala enfrenta un colapso progresivo en su infraestructura pública, reflejado en el desplome de la calidad de sus carreteras y en la caída de la inversión, que hoy representa la mitad de lo destinado hace 25 años. El problema no es únicamente de recursos, sino de un sistema de inversión pública deficiente, opaco y vulnerable a la corrupción. Sin instituciones sólidas que planifiquen, evalúen y ejecuten proyectos con eficiencia y transparencia, cualquier aumento presupuestario seguirá produciendo obras costosas y de baja calidad. Reformar la gobernanza de la infraestructura es crucial para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida.

LA TAREA DE FONDO
La crisis provocada por la pandemia puso en evidencia las graves limitaciones institucionales del Estado para ejecutar recursos y sostener la recuperación económica. Aunque se movilizaron más de Q20 mil millones para atender la emergencia, la falta de capacidad técnica y de gobernanza eficiente amenaza con desperdiciar gran parte de los fondos. La reactivación requiere más que gasto: se necesitan reformas estructurales en justicia, seguridad, salud, educación e infraestructura que fortalezcan la seguridad jurídica y la confianza ciudadana. Sin instituciones sólidas, el presupuesto seguirá diluyéndose en corrupción y el país perderá la oportunidad histórica de cimentar un desarrollo sostenible.

¿LISTOS PARA EL DESPEGUE ECONÓMICO?
Las previsiones del Banco de Guatemala apuntan a un crecimiento de 3.4% para 2019, sustentado en estabilidad macroeconómica y deuda pública relativamente baja. Ante este escenario surgió la discusión sobre si endeudarse más para invertir en infraestructura podría detonar un ciclo de crecimiento sostenido. Sin embargo, depender del gasto público para dinamizar la economía resulta insostenible: aunque la deuda es baja frente al PIB, es elevada respecto a los ingresos fiscales, lo que limita la capacidad de pago del Estado y pone en riesgo la estabilidad macroeconómica. Además, confiar la ejecución de grandes proyectos a instituciones débiles y corruptas conlleva alto riesgo de fracaso. El verdadero camino al crecimiento duradero exige fortalecer el estado de derecho, mejorar servicios públicos básicos y generar condiciones que atraigan inversión privada productiva. La infraestructura es importante, pero sin reformas institucionales se convierte en un recurso desperdiciado.

INFRAESTRUCTURA, CORRUPCIÓN E INSTITUCIONES
El colapso de la red vial guatemalteca no es consecuencia del clima ni de trabas legales, sino del modelo de infraestructura profundamente corrupto y desarticulado. Según los expertos del ENADE, solo un sistema basado en instituciones sólidas, planificación técnica y transparencia puede revertir el atraso. La solución pasa por reemplazar el esquema actual y adoptar una agenda mínima de país enfocada en combatir la corrupción, fortalecer instituciones y priorizar la inversión en capital humano.

MÁS CRECIMIENTO, MÁS EQUIDAD
Las propuestas recientes sobre la desigualdad en Guatemala suelen caer en lugares comunes y afirmaciones vacías. Sin embargo, existen estudios serios, como el del BID, que desde hace años señalan tres ejes fundamentales para abordar la pobreza y la inequidad: capital humano, infraestructura e instituciones sólidas. Estas acciones deben ir acompañadas de una mayor recaudación fiscal y garantías de eficiencia en el gasto público. Sin voluntad política y sin reformas profundas al sistema, la desigualdad seguirá siendo un mal estructural.

LA IMPOSIBILIDAD DE CRECER MÁS
Standard & Poor’s mantuvo la calificación crediticia de Guatemala en BB con perspectiva estable, reconociendo la estabilidad macroeconómica del país. No obstante, advierte que los bajos niveles de inversión en infraestructura, la débil capacidad recaudatoria del Estado y la fragmentación política limitan gravemente el crecimiento económico sostenible. La calificadora insiste en la necesidad de fortalecer la base tributaria y ejecutar con eficiencia el gasto público en sectores clave para revertir la pobreza y la desigualdad.

POR QUÉ TAN POCA INFRAESTRUCTURA
El “ADN Económico de Guatemala” del Banco Mundial subraya que, pese a su estabilidad macroeconómica, la economía guatemalteca crece muy poco debido a su baja productividad, especialmente por la escasa inversión en infraestructura. El sector construcción apenas representa el 3% del PIB, y su dinamismo es casi nulo. Aunque existe un marco legal para alianzas público-privadas, faltan proyectos bien estructurados y transparencia para atraer inversiones. Guatemala debe romper esta inercia para evitar que la pobreza y la fragilidad social se mantengan o agraven.

PARA INCENTIVAR LA INVERSIÓN
La inversión es esencial para expandir la producción y elevar el bienestar, pero Guatemala mantiene niveles muy bajos tanto en inversión interna como extranjera. Aunque existen condiciones macroeconómicas favorables, el tamaño limitado del mercado, la baja productividad laboral, la deficiente infraestructura, la inseguridad, la corrupción y la debilidad institucional desalientan el desarrollo económico. El país no ha implementado las reformas estructurales necesarias, y eso mantiene un ciclo de pobreza y estancamiento. Existen iniciativas legales que podrían ser un punto de partida para revertir esta situación si se abordan con voluntad política.

DE CARA AL TERCER AÑO
El tercer año de gobierno es crucial para definir una política económica con visión de Estado que trascienda intereses de corto plazo. Guatemala enfrenta un crecimiento económico lento, por lo que la perseverancia y la disciplina en la administración pública son indispensables. Priorizar la seguridad, la estabilidad macroeconómica, la calidad del capital humano, la infraestructura, la simplificación tributaria y la lucha contra la corrupción permitirá crear un ambiente propicio para el desarrollo sostenido. Solo a través del enfoque en estas seis áreas clave se podrá construir un legado económico sólido y duradero que beneficie a la nación.

DESAFÍOS TRAS LA TRAGEDIA
El reciente terremoto expone la alta vulnerabilidad de Guatemala frente a los desastres naturales, agravada por la precariedad de la infraestructura y las condiciones de vida de miles de personas. Estos eventos implican pérdidas humanas irreparables y grandes costos económicos: desde gastos inmediatos de emergencia hasta daños al capital y reducciones en la capacidad productiva a mediano plazo. Se identifican seis desafíos clave: evitar distorsiones en los cálculos de daños, asumir la reconstrucción localmente, garantizar transparencia, mejorar la calidad de la obra pública, implementar medidas preventivas, y fomentar el desarrollo económico y social como la mejor protección frente a futuras catástrofes.