
ENERGÍA SOCIAL DESPERDICIADA
En Guatemala, la protesta se ha convertido en un recurso inmediato para expresar oposición, reflejo de la fragilidad del sistema de partidos y del Estado. El auge de movimientos “anti-todo”, muchas veces sin propuestas ni apertura al diálogo, obstaculiza el desarrollo y debilita la institucionalidad. El discurso libertario y la financiación de ciertas ONGs extranjeras alimentan, sin querer, esta oposición sistemática. El país necesita canalizar su energía social hacia la construcción de instituciones fuertes, una ciudadanía crítica y una visión de futuro común, evitando caer en el círculo vicioso de la protesta sin dirección ni resultados.

CRISIS Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL
La ayuda internacional ha crecido significativamente en las últimas décadas, financiando proyectos humanitarios, infraestructura y asistencia técnica. Sin embargo, enfrenta críticas debido a la falta de transparencia en las ONGs, el riesgo de corrupción en los países receptores y su ineficiencia en algunos casos. A pesar de los compromisos de la OCDE, la mayoría de los países ricos no alcanzan la meta del 0.7% del PIB en ayuda. Más allá de la caridad, se argumenta que eliminar barreras comerciales y subsidios podría beneficiar más a los países en desarrollo. Para Guatemala, la cooperación internacional es útil, pero debe enfocarse en fortalecer instituciones y mejorar la gestión gubernamental.