
PRESTIGIAR LA POLÍTICA
Las estructuras corruptas del Estado tienen su origen en un sistema político que privilegia la opacidad, la impunidad y la desconexión entre electores y representantes. El actual modelo de partidos y elección de diputados ha favorecido campañas costosas, clientelismo y fragmentación legislativa. Aunque los procesos judiciales han expuesto y sancionado a actores clave, la solución estructural debe venir de una reforma política integral: fortalecimiento del TSE, democratización interna de los partidos y un nuevo diseño electoral que acerque a los representantes a sus votantes. Sin estos cambios, el país repetirá el ciclo de corrupción y desencanto.

LA MADRE DE LAS REFORMAS
Este año, Guatemala ha visto la aprobación de varias reformas institucionales importantes, pero la pendiente más crucial sigue siendo la reforma del sistema electoral y de partidos políticos. La persistencia de la vieja política —con prácticas clientelistas y corrupción— sigue minando la credibilidad y efectividad del Estado, como se evidenció en recientes debates sobre el presupuesto y la reforma constitucional al sector justicia. Aunque se buscan aislar a las autoridades judiciales de la injerencia política, la raíz del problema está en el sistema político mismo. Una reforma integral del sistema electoral que fortalezca la representación y la autoridad del tribunal electoral es esencial para avanzar hacia un Estado más funcional y democrático. La CICIG podría tener un papel clave en impulsar esta transformación.

REFORMA ELECTORAL DE FONDO
En lugar de debatir propuestas polémicas que dificultan consensos, la reforma a la Ley Electoral debe enfocarse en resolver los problemas estructurales del sistema político guatemalteco: la fragilidad institucional de los partidos, la falta de representatividad de los funcionarios electos y la debilidad del Tribunal Supremo Electoral. Propuestas como listas semiabiertas, fortalecimiento de los partidos desde dentro y mayor independencia del TSE son esenciales para construir una democracia más sólida.

LEY ELECTORAL: REFORMA SUPERFICIAL
Las reformas electorales impulsadas por el Congreso bajo la iniciativa 4974 resultan insuficientes frente a la urgente necesidad de transformar el sistema político guatemalteco. Aunque incluyen medidas positivas, como la revisión legal post-electoral o el voto nulo vinculante, ignoran aspectos esenciales como la representatividad y la democratización interna de los partidos. La ausencia de cambios estructurales en la gobernanza del TSE y la resistencia a mecanismos más participativos revelan una oportunidad desperdiciada que fortalece la política tradicional en lugar de superarla.

LECCIONES Y DESAFÍOS
El autor inicia su colaboración en elPeriódico compartiendo las lecciones que le dejó su participación electoral. A pesar de la percepción generalizada de que la política guatemalteca es corrupta y perversa, señala que el problema central radica en la improvisación y los incentivos mal diseñados. La falta de estructuras ideológicas, técnicas y estratégicas en los partidos, combinada con un electorado poco exigente, ha producido un sistema político ineficaz. La conclusión es clara: sin una reforma política profunda, no es posible construir un país con desarrollo real y sostenible.

REFORMA INSTITUCIONAL: PARTIDOS Y ELECCIONES
Tras señalar a la Contraloría como clave en la lucha contra la corrupción, ahora el foco recae en los partidos políticos y el sistema electoral, que han alimentado por años una democracia capturada. Una reforma gradual y estratégica de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) es indispensable para cortar el ciclo de impunidad desde su origen. Con varios artículos ya avalados por la Corte de Constitucionalidad, el Congreso tiene en sus manos la posibilidad de aprobar reformas viables de forma inmediata, dejando otras más complejas para una segunda fase. Lo importante es iniciar ya.

¿CUÁL REFORMA ELECTORAL? (I)
Los partidos políticos en Guatemala impulsan una reforma electoral que aparenta mejorar el sistema, pero cuyo verdadero objetivo es aumentar el financiamiento público sin limitar el financiamiento privado ni fortalecer los controles del TSE. La propuesta implicaría altos costos fiscales para cubrir campañas electorales sin garantizar mayor transparencia ni eficacia institucional. Lejos de abordar los verdaderos problemas del sistema, como la duración de las campañas o la opacidad en los fondos privados, se apuesta por medidas cosméticas que perpetúan el statu quo político y desvían recursos públicos de sectores prioritarios.

LAS INSTITUCIONES ELECTORALES
La democracia guatemalteca está amenazada por la corrupción estructural del sistema electoral, dominado por partidos clientelistas y una autoridad electoral débil. Reformas mal enfocadas ignoran los problemas fundamentales: la falta de representatividad partidaria y la ineficacia del TSE. El fortalecimiento de estas dos instituciones es vital para consolidar la democracia y romper con el ciclo de corrupción y estancamiento. Aunque las reformas no generen efectos inmediatos, son esenciales para superar el atraso y devolver legitimidad al sistema político.

REFORMA POLÍTICA E INSTITUCIONAL
Guatemala enfrenta una profunda crisis institucional y de representación política, con partidos frágiles, escasa confianza ciudadana y un sistema democrático debilitado. Para avanzar hacia un desarrollo sostenible, es urgente reformar el sistema político-partidista, fortalecer el Estado de derecho y mejorar las instituciones clave en seguridad, justicia y servicio civil. Estas reformas requieren voluntad política, cohesión social y confianza pública.