
MOMENTO DE SER PROACTIVOS
El ascenso de Joe Biden ha puesto al Triángulo Norte en la agenda prioritaria de Estados Unidos, con un plan de cuatro años y 4 mil millones de dólares destinados a combatir pobreza, violencia y corrupción, buscando frenar la migración y el narcotráfico. Aunque el plan plantea inversión privada y reformas institucionales, no especifica medidas concretas, lo que abre la oportunidad para que Guatemala y sus vecinos diseñen sus propias propuestas. La clave está en impulsar transformaciones judiciales, administrativas y políticas profundas que atiendan tanto intereses nacionales como preocupaciones estadounidenses, evitando que las soluciones vengan impuestas desde el Norte.

REMESAS BAJO AMENAZA
Donald Trump no ha actuado contra Guatemala en específico, sino que ha usado presión y coerción contra múltiples países desde el inicio de su mandato. Sin embargo, las amenazas relacionadas con la migración afectan gravemente al país, especialmente por la importancia de las remesas, que representan el 12% del PIB y sostienen el consumo de más de un millón y medio de hogares. Una disminución significativa en los flujos de remesas tendría efectos devastadores: caída del consumo en más de 8%, menor inversión, depreciación del quetzal, mayor inflación y un aumento en las tasas de interés. Aunque este escenario aún no es inminente, las tensiones migratorias persistirán y el reto para Guatemala será negociar con mayor dignidad y eficacia, evitando ceder solo bajo amenazas.

NO ME AYUEDES, COMPADRE
La ayuda internacional para el desarrollo ha dejado de ser un recurso incondicional para convertirse en una herramienta de presión política de los países donantes, que buscan condicionar su entrega a mejoras institucionales y programas focalizados en la pobreza. El anuncio de Donald Trump de suspender la ayuda a Guatemala, Honduras y El Salvador por el aumento de las caravanas migrantes carece de sentido estratégico: en lugar de reducir la migración, priva a Estados Unidos de un instrumento clave para incentivar reformas y combatir problemas estructurales como la debilidad institucional y el narcotráfico. Además, abre la puerta a que potencias como China o Rusia amplíen su influencia en la región. Lejos de ser irrelevante, la AID ha demostrado ser decisiva en el desarrollo de países como Corea del Sur o Taiwán y en la erradicación de enfermedades globales. Su eficacia radica en asegurar que los fondos se manejen con transparencia, no en cancelarlos.