
A cinco años de la promulgación del SINASAN, Guatemala sigue enfrentando crisis alimentarias debido a la ineficiencia institucional, la falta de coordinación y el incumplimiento de la ley. El CONASAN y la SESAN no han ejercido adecuadamente sus funciones, desplazados en ocasiones por entidades paralelas sin respaldo legal. La desnutrición, agravada por la incapacidad de las familias de adquirir alimentos básicos, exige pasar del manejo reactivo a una verdadera prevención, mediante el cumplimiento estricto de las obligaciones legales y la deducción de responsabilidades a los funcionarios negligentes.

OTRA VEZ EL HAMBRE
La crisis alimentaria en el Corredor Seco de Guatemala es una paradoja dolorosa: hay suficiente oferta de alimentos en el país, pero la población afectada sigue sufriendo hambre. Amartya Sen señaló que las hambrunas no ocurren en democracias funcionales, lo que evidencia fallos estructurales en la gestión de la seguridad alimentaria en el país. A pesar de la existencia del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN), las políticas públicas parecen haberse centrado en medidas coyunturales en lugar de soluciones sostenibles. Más allá de las hambrunas, la desnutrición crónica es un problema profundo que afecta el desarrollo económico y social del país, requiriendo políticas de Estado serias y eficaces.