
ELECCIONES Y RIESGO-PAÍS
Las elecciones en Guatemala, aunque demostraron la solidez del sistema democrático, revelaron debilidades en la gobernanza debido a la judicialización del proceso electoral. Esto genera incertidumbre que afecta negativamente la calificación de riesgo-país. A pesar de políticas macroeconómicas estables, Fitch Ratings destaca problemas de corrupción y estado de derecho como obstáculos para mejorar la calificación soberana, impactando la confianza financiera internacional y aumentando los riesgos crediticios.

PRIMERA VUELTA ELECTORAL: 5 PARADOJAS Y 5 LECCIONES
La primera vuelta electoral se desarrolló pacífica, transparente y legítimamente, pero sus resultados aún no se oficializan. De ella surgen varias paradojas, pero también varias lecciones a aprender para no volver a cometer los mismos errores en el futuro

NUEVA OPORTUNIDAD DE REFORMA ELECTORAL
El Tribunal Supremo Electoral, debilitado tras la pérdida de credibilidad en las últimas elecciones, está obligado por ley a impulsar una nueva reforma del sistema electoral y de partidos políticos. La reforma de 2016 fracasó al carecer de coherencia, dejando un marco legal ambiguo y poco funcional que dificultó regular campañas, propaganda, financiamiento y la inscripción de candidatos. Para evitar repetir esos errores, las propuestas actuales deben enfocarse en superar tres debilidades estructurales: la falta de legitimidad, con partidos y Congreso vistos como las instituciones menos confiables; la escasa representatividad, reflejada en un electorado desvinculado de sus representantes; y la debilidad institucional de un TSE limitado en recursos y procedimientos. Esta nueva oportunidad requiere visión estratégica para no desperdiciarse otra vez.

¿QUÉ HAY DE MALO CON EL TSE?
El reciente colapso del sistema electoral no se debe a fraude en las urnas, sino a la incapacidad del Tribunal Supremo Electoral (TSE), debilitado por fallas estructurales y magistrados sin independencia ni capacidad técnica. Lo que alguna vez fue una de las instituciones más confiables del Estado hoy enfrenta una crisis de credibilidad y prestigio, alimentando la incertidumbre y beneficiando a intereses oscuros, incluido el crimen organizado. La solución no pasa por repetir elecciones ni por simples renuncias, sino por una reforma seria que garantice magistrados independientes y un TSE eficiente. Separar funciones jurisdiccionales de las administrativas permitiría mejorar su desempeño y blindarlo contra presiones políticas y tentaciones de corrupción. Sin estas reformas, la democracia guatemalteca permanecerá en riesgo.

¿ES SANO QUE HAYA MUCHOS CANDIDATOS?
La reforma electoral de 2016 introdujo cambios cosméticos pero dejó intactos los problemas de fondo: los políticos tradicionales mantienen el control, el Tribunal Supremo Electoral enfrenta sobrecarga y los ciudadanos sienten que su representación es insuficiente. La limitación en el financiamiento ha incentivado la proliferación de candidatos presidenciales, complicando la labor administrativa del TSE y generando desafíos para los votantes. Sin embargo, un alto número de candidatos también indica participación ciudadana y disposición a involucrarse en política. El verdadero problema del sistema electoral radica en las barreras a la organización ciudadana, la escasa representatividad de los funcionarios electos y la debilidad institucional de la autoridad electoral, factores que deberían concentrar la atención de los ciudadanos y las reformas futuras.

EL TSE ANTE LA INCERTIDUMBRE
El proceso electoral próximo en Guatemala se encuentra lleno de incertidumbres debido a la necesidad de aplicar reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que fueron mal concebidas y redactadas. El TSE debe enfrentar desafíos críticos como diferenciar proselitismo de campaña electoral, regular la publicidad de los candidatos en medios tradicionales y redes sociales, distribuir de manera equitativa la propaganda electoral y establecer reglas claras sobre financiamiento, incluso para aportes menores. La falta de claridad en estos temas puede provocar judicialización, conflictos y pérdida de legitimidad en un sistema que hasta ahora contaba con cierto prestigio ante la ciudadanía.

LA CLAVE PARA UNAS CORTES INDEPENDIENTES
La Corte de Constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral enfrentan una grave crisis de legitimidad, eficacia e independencia. La CC se extralimita en sus funciones, la CSJ sufre por corrupción interna y falta de accesibilidad ciudadana, y el TSE actúa con dubitación ante partidos influyentes. Este deterioro tiene una raíz común: un sistema de elección y renovación total y simultánea de magistrados que facilita la cooptación por mafias y grupos de interés. Se propone una reforma estructural para adoptar un modelo escalonado e individual de elección, garantizando estabilidad, independencia y confianza en el sistema judicial.

REFORMAR LA JUSTICIA… ELECTORAL
La reforma de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad debe extenderse también al Tribunal Supremo Electoral, cuya independencia está gravemente comprometida por la influencia directa de los partidos políticos. Su estructura actual facilita la cooptación partidaria y limita su eficacia. Se propone reformar la Ley Electoral para ampliar el período de funciones de los magistrados, implementar renovaciones escalonadas y separar funciones administrativas y jurisdiccionales. Estas transformaciones son indispensables para blindar la autoridad electoral del control político y fortalecer la democracia guatemalteca.

REFORMA ELECTORAL DE FONDO
En lugar de debatir propuestas polémicas que dificultan consensos, la reforma a la Ley Electoral debe enfocarse en resolver los problemas estructurales del sistema político guatemalteco: la fragilidad institucional de los partidos, la falta de representatividad de los funcionarios electos y la debilidad del Tribunal Supremo Electoral. Propuestas como listas semiabiertas, fortalecimiento de los partidos desde dentro y mayor independencia del TSE son esenciales para construir una democracia más sólida.

¿CUÁL REFORMA ELECTORAL? (II)
Frente a la complejidad y falta de consenso sobre una reforma electoral integral, se propone avanzar con una reforma mínima que garantice un proceso electoral funcional y justo. Esta estrategia gradual busca corregir problemas urgentes como la judicialización, los vacíos en los tiempos de campaña y la debilidad del TSE. La propuesta prioriza acuerdos alcanzables en temas como tiempos del proceso electoral, control del proselitismo y fortalecimiento del Tribunal Supremo Electoral, dejando los temas más controversiales para una segunda etapa que deberá resolverse con criterio técnico y prudencia política.

LAS INSTITUCIONES ELECTORALES
La democracia guatemalteca está amenazada por la corrupción estructural del sistema electoral, dominado por partidos clientelistas y una autoridad electoral débil. Reformas mal enfocadas ignoran los problemas fundamentales: la falta de representatividad partidaria y la ineficacia del TSE. El fortalecimiento de estas dos instituciones es vital para consolidar la democracia y romper con el ciclo de corrupción y estancamiento. Aunque las reformas no generen efectos inmediatos, son esenciales para superar el atraso y devolver legitimidad al sistema político.

QUÉ HACER CON EL RENAP
La crisis del Renap ha puesto en entredicho la viabilidad del proceso electoral y la credibilidad institucional de Guatemala. El incumplimiento de su mandato original de documentar a todos los ciudadanos antes de las elecciones ha generado dudas sobre la legitimidad democrática. Se requiere una acción urgente: fortalecer la gobernanza del Renap, asegurar la coordinación técnica y logística con el TSE, empadronar automáticamente a los nuevos documentados y garantizar el respaldo político y financiero del Ejecutivo. Solo con el apoyo ciudadano y la auditoría de organismos internacionales podrá recuperarse la legitimidad del proceso y evitar que el Renap se pierda irremediablemente.