
INDUSTRIAS CREATIVAS: UN MOTOR DE LA ECONOMÍA
Las industrias creativas, conocidas como “economía naranja”, representan un sector dinámico que combina talento, propiedad intelectual y cultura. En Guatemala, aportaban ya un 7.3% del PIB y crecían más rápido que otras ramas, generando empleo y alta productividad. Este campo abarca desde artes y diseño hasta software y videojuegos, los cuales emergen como motor clave pese a resistencias tradicionales. La pandemia aceleró la expansión de servicios creativos, impulsados por la digitalización y nuevas formas de consumo. Aprovechar su potencial requiere políticas culturales modernas que protejan la propiedad intelectual, fomenten la conectividad y creen condiciones favorables para la innovación artística y económica.

EN DEFENSA DE LA TELE
Lejos de ser una influencia negativa, la televisión —y ahora las tecnologías digitales— han sido motores clave de desarrollo intelectual y social. La crítica hacia la llamada “caja boba” se revela infundada, como lo son hoy muchas condenas a los videojuegos y al internet. Estudios demuestran que los jóvenes digitalizados son más observadores, flexibles, colaborativos y críticos. La tecnología, cuando se integra sabiamente al proceso educativo, puede mejorar notablemente el aprendizaje, algo crucial en países como Guatemala con sistemas educativos débiles. Más que temer el cambio, los adultos deben aprender a guiar a los jóvenes con estas herramientas que, bien utilizadas, enriquecen la mente y amplían la libertad.