CONSUMO RESPONSABLE Y ÉTICO
15/diciembre/2008
CONSUMIR CAFÉ CERTIFICADO COMO COMERCIO JUSTO FOMENTA EL DESARROLLO DE LOS PRODUCTORES PEQUEÑOS
El Comercio Justo no solo mejora las condiciones de vida de los productores, sino que también ofrece a los consumidores la oportunidad de hacer una diferencia con su compra
Cada vez más, en los cafés de Europa y Norteamérca, un creciente número de consumidores decide endulzar su capuchino mañanero con un terrón de ética y responsabilidad para con los pequeños caficultores del tercer mundo. El éxito que ha tenido el certificado de “Comercio Justo” permite a los adictos bebedores sorber su infusión de café con la conciencia de estar ayudando a combatir la pobreza en los países productores. El Comercio Justo busca garantizar que los pequeños productores (no sólo de café sino de una serie de productos alimenticios y artesanales) reciban una remuneración adecuada: en esencia, implica pagarles un precio “justo” (algo superior al del mercado convencional), en tanto cumplan con ciertos estándares laborales y de producción. En el caso del café, según FLO –que es el paraguas internacional de las organizaciones que certifican el Comercio Justo- a los productores se les garantiza un precio mínimo (alrededor de US$1.25 por libra) o unos centavos más del precio de mercado cuando éste excede ese mínimo. Esta prima es trasladada de vuelta a los productores para que inviertan en su propio desarrollo.
La buena intención detrás de la idea del Comercio Justo no tendría sentido ni se concretaría sin una actitud conciente de los consumidores, que ya empieza a arraigarse en países como España, Gran Bretaña y Canadá, donde existe una red extensa de cafés y tiendas especializadas. Por ejemplo, Cafédirect, un negocio creado por la organización caritativa Oxfam, vende únicamente café certificado como Comercio Justo y es, hoy en día, una de las principales marcas de café en Inglaterra. Hasta la célebre cadena Starbucks se precia de ser el principal comprador de granos de Comercio Justo en América del Norte.
En países como Guatemala, en cambio, el impulso de esta idea es aún incipiente, aunque existen ya algunos esfuerzos institucionales dentro de los programas de apoyo a las micro y pequeñas empresas a cargo del Ministerio de Economía. Sin embargo, lo que en Europa se va volviendo una costumbre y un nicho de mercado en expansión, en nuestro país es apenas una naciente quijotada. Y siendo una quijotada, resulta muy adecuado que uno de los proyectos pioneros de la promoción del Comercio Justo y de la cultura del consumo responsable tenga su sede, precisamente, en La Casa de Cervantes del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. Este centro cultural cuenta con el primer café-tienda, El Alhajadito, especializado en la promoción del consumo responsable de productos certificados provenientes de asociaciones de productores de café, miel, chocolate, cereales, jaleas y artesanías, entre otros. Si el lector desea conocer más sobre la experiencia del consumo ético y responsable le sugiero visitar el muy bien logrado sitio web de La Casa de Cervantes (www.lacasadecervantes.com).
El movimiento internacional a favor del consumo responsable y ético ofrece una señal de esperanza respecto del deseo de las personas, de los consumidores, por lograr condiciones de comercio más justas para los pequeños productores. Quizá no sea tan efectivo para lograr el cambio social como la participación directa en la vida política o comunitaria, pero constituye un gesto sencillo y gratificante con el que los consumidores podemos aportar nuestro granito de arena.