ENERGÍA ELÉCTRICA: SE ACABARON LAS VACAS GORDAS
20 febrero 2024
URGEN MEDIDAS PARA EVITAR UN DÉFICIT DE SUMINISTRO
Durante años, el sistema eléctrico nacional tuvo un superávit de oferta; es decir, su capacidad de generar energía era muy superior a la demanda. Sin embargo, consistentemente, la demanda está aumentado mucho más rápidamente que la oferta. En efecto, el requerimiento horario de energía del sistema aumentó de un 55% en 1999 a un 74% en 2022. Además, ahora se consume energía con menos variabilidad horaria (los “picos” de demanda son más planos) y, por lo tanto, para igual demanda máxima se requiere generar más energía. Lo malo es que la oferta necesaria para satisfacer esa demanda no solamente se ha estancado, sino que se ha reducido: la capacidad del sistema para generar energía en forma continua durante todo el año disminuyó de un 75% en 2001 a un 65% en 2022.
De tener excedentes de oferta que incluso se exportaban a la Región, el sistema eléctrico está ahora muy ajustado. Mientras que la tendencia de crecimiento de la demanda de energía es creciente y la tendencia del crecimiento de la oferta es decreciente. De hecho, en mayo de 2022 la demanda de energía del país superó a la oferta y, por primera vez desde que se creó el Mercado Eléctrico, se tuvo un déficit de generación (afortunadamente, por un breve lapso). Actualmente, el excedente de oferta respecto a la demanda máxima anual es positivo, pero muy pequeño, lo cual entraña un riesgo inminente de que se produzca un déficit de energía si, por ejemplo, el país sufriera de un periodo de sequía relativamente corto (escenario que es bastante probable, particularmente bajo la amenaza del Fenómeno del Niño).
Este riesgo solo podrá disminuirse con más inversiones en generación eléctrica que mantenga un parque generador diversificado, creciente y eficiente. Sin embargo, los últimos procesos de licitación de largo plazo que atrajeron inversiones importantes en generación electica se dieron hace diez años y los procesos nuevos de licitación a largo plazo que correspondía hacer hace dos años siguen retrasados. Peor aún, algunas plantas que no tenían contratos a largo plazo, ante la falta de señales económicas claras, han dejado de operar, y no se conoce de nuevos proyectos de generación que las vayan a sustituir.
El escenario es, pues, muy complejo. Cuando la capacidad de generar energía eléctrica en un país ya no es suficiente para satisfacer la demanda energética, se pueden producir varios efectos. En primer lugar, el suministro de electricidad inadecuado puede provocar un aumento de los precios de la energía a medida que la demanda supera la oferta, lo que puede redundar en costos más altos para las empresas y los consumidores, impactando la asequibilidad general y la actividad económica.
Un suministro insuficiente de energía también puede alterar los procesos de producción industrial, lo que lleva a una reducción de la producción o incluso a su detención en algunos casos. Las industrias que dependen en gran medida de la electricidad, como la manufactura y la tecnología, pueden enfrentar desafíos para cumplir sus objetivos de producción. La incapacidad de satisfacer la demanda de energía puede tener efectos en cascada en la economía: puede reducir la competitividad, el crecimiento económico y el empleo. Asimismo, la escasez de energía puede crear desafíos de gobernabilidad, social e inestabilidad política si no se aborda de manera efectiva.
Para mitigar estos efectos, es necesario implementar medidas para fomentar la inversión en nueva infraestructura energética, mejorar la eficiencia, diversificar la combinación energética y promover medidas de conservación. El marco legal guatemalteco de la industria eléctrica establece un modelo adecuado de gobernanza que busca promover la competencia, la eficiencia y el costo mínimo, principios básicos que han permitido un buen desempeño del sistema hasta ahora. Ese marco debe respetarse y potenciarse con políticas eficaces para abordar la escasez de energía, que son vitales para garantizar un suministro estable y confiable para el desarrollo económico continuo.
La crítica situación que enfrenta hoy la industria eléctrica, con un estancamiento de la oferta de energía que, probablemente, generará un déficit para cubrir la demanda del país, requiere de un diálogo profundo a nivel del sector eléctrico y que los tomadores de decisión tomen las medidas de urgencia para crear condiciones propicias para atraer más inversión al sector. Invertir en capacidad de generación es crucial para que el país pueda satisfacer las crecientes necesidades energéticas y pueda impulsar el desarrollo económico y mejorar el nivel de vida general de sus ciudadanos.