INVERSIÓN EXTRANJERA

18/agosto/2008

CÍRCULO VICIOSO DE BAJA INVERSIÓN Y CRECIMIENTO LIMITADO EN GUATEMALA

El bajo nivel de desarrollo económico y social de Guatemala se explica, en buena parte, por la existencia de un círculo vicioso que se inicia con una baja tasa de ahorro nacional, la cual repercute en que el país tenga un persistente déficit externo (la cuenta corriente de nuestra balanza de pagos fue negativa en el equivalente al 5.1% del PIB en promedio en los últimos cinco años). Ese ahorro escaso se traduce en que las inversiones domésticas no puedan financiarse y la pobre tasa de inversión resultante implica que la producción nacional no pueda crecer más dinámicamente, a consecuencia de lo cual el nivel de ingresos es bajo, la creación de empleo escasa y la prosperidad limitada. Una forma de escapar de esta trampa de mediocridad es la atracción de capitales externos en forma de inversión directa.

Puesto que llena la brecha entre ahorro doméstico y la inversión inversión, y trae consigo tecnología moderna y destrezas administrativas de países más avanzados, la inversión extranjera directa podría jugar un papel importante en la aceleración del crecimiento económico. Además, dicha inversión constituye una forma sana de financiar el déficit de cuenta corriente del país, en vez de recurrir a la creciente deuda externa que deteriora los todavía aceptables indicadores de solvencia externa de Guatemala.

Debido a esas virtudes, la mayoría de países en desarrollo compiten por atraer inversión extranjera, para lo cual han estado tomando medidas tales como ofrecer paquetes de incentivos, privatizar o desregular industrias, y liberalizar el comercio. A pesar de ello, son relativamente pocos los países que logran atraer esos ansiados capitales: de acuerdo con la UNCTAD, de los 946 millardos de dólares de inversión directa que se movieron de un país a otro en 2005, solamente el 38.6% pasó de países desarrollados a países en vías de desarrollo. Además, entre estos últimos, sólo un pequeño grupo de países (China, Indonesia, Egipto) acaparó la mayoría de la inversión extranjera.

En Guatemala, la inversión extranjera directa ha venido creciendo lenta pero consistentemente, atraída por las condiciones de estabilidad macroeconómica, el fortalecimiento de los marcos regulatorios (en los sectores de telecomunicaciones, bancario y de electricidad) y, más recientemente, por la vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que incluye protecciones claras y amplía las posibilidades de negocios para los inversionistas. No obstante ello, la tasa de inversión (nacional y extranjera) en Guatemala continúa siendo de las más bajas del Hemisferio, lo cual denota que todavía prevalecen muchas falencias y obstáculos a la inversión.

Para lograr un aumento de la inversión extranjera directa y aprovechar sus efectos positivos sobre el crecimiento económico, debemos aprender de la experiencia de otras latitudes. Los países con mejor infraestructura física, fuerza laboral mejor calificada y mejor ambiente de negocios son los que  reciben mayores montos de  inversión. Los altos costos de transporte e información, la corrupción arraigada, la falta de mano de obra calificada, y las pobres instalaciones de logística incrementan los costos de transacción y hacen menos atractiva la inversión. Las prioridades, entonces, deberían estar claras.

La atracción de inversión extranjera directa puede llenar la brecha de inversión, traer tecnología moderna y destrezas administrativas, contribuyendo a la aceleración del crecimiento económico

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