MOVILIDAD SOCIAL

16/agosto/2010



FOMENTAR UNA CLASE MEDIA ES LA CLAVE PARA EL PROGRESO ECONÓMICO Y SOCIAL

En un país como Guatemala, con indicadores sociales tan precarios, el combate a la pobreza debe ser, sin duda, el principal propósito de las políticas económicas y sociales. Dicho combate puede adoptar varias formas, desde aquellas que solamente  alivian temporalmente las privaciones materiales que sufren los pobres, hasta aquellas que procuran dotarlos de las herramientas necesarias para salir de esa condición.

Por más loables que puedan ser las medidas del primer tipo (ayudas en especie o monetarias, por ejemplo), son las del segundo grupo (educación, formación técnica o apoyo a la microempresa, por ejemplo) las que son capaces de promover la movilidad social requerida para crear una clase media pujante y numerosa. Por desgracia, en comparación con otros países de similar nivel de desarrollo, la movilidad social en nuestro país es muy escasa.

Una clase media que ve su progreso material como una realidad palpable, tiene los incentivos que se necesitan para apoyar buenas políticas e instituciones democráticas

Al respecto, vale la pena releer el ensayo que hace algunos años publicara Edelberto Torres, en el que asemejaba la sociedad guatemalteca a una casa de cinco pisos donde, dramáticamente, los dos oscuros e insalubres pisos inferiores (la pobreza y la extrema pobreza) carecían de puertas y ventanas que los comunicaran con el piso inmediato superior (la clase media) y les dieran alguna luz de esperanza respecto de un bienestar futuro.

El fomento de una clase media dinámica y creciente puede generar un círculo virtuoso de crecimiento económico y desarrollo social. Según la experiencia de los países industrializados hace ciento cincuenta años, o en las economías emergentes hace quince, el crecimiento de la clase media es un motor de la economía porque genera un importante aumento del consumo. Mientras que los pobres destinan la totalidad de sus ingresos a subsistir, la clase media puede gastar hasta la tercera parte de sus ingresos en bienes y servicios adicionales a los de subsistencia.

Una clase media amplia implica un mayor mercado: más ventas de perfumes, computadoras, televisores o amburguesas. Lo anterior, a su vez, genera un proceso que va lanzando señales a los productores e inversionistas sobre las tendencias y los gustos de los consumidores, que se traduce en más inversiones, empleos e ingresos.

En la clase media, además, suelen encontrarse los incentivos que configuran una actitud más proclive al emprendimiento de nuevas empresas que la que existe en la clase alta y, en consecuencia, un mayor compromiso con la libre competencia y, por ende, con una economía más dinámica. Asimismo, las familias de clase media tienden a invertir una proporción importante de sus ingresos en formación educativa y técnica, lo cual contribuye adicionalmente al crecimiento económico puesto que la inversión en capital humano es, demostradamente, un factor clave de tal proceso.

En la medida que las personas van avanzando en la escalera social, serán más proclives a involucrarse en actividades culturales, tanto como a planificar mejor su futuro y el de sus familias. Por si lo anterior fuera poco, una clase media que ve su progreso material continuado como una realidad palpable, tiene los incentivos que se necesitan para constituirse en un grupo de opinión pública que apoye políticas económicas adecuadas, que respalde las instituciones democráticas y que desconfíe de las promesas insostenibles del populismo.

De manera que las políticas de combate a la pobreza no deben ser diseñadas y evaluadas únicamente bajo el lente de la justicia social que las mira como algo moralmente correcto o como una ruta necesaria para reducir la inequidad social. También, y cada vez con más énfasis, deben ser impulsadas como una fórmula efectiva de reducir sosteniblemente el porcentaje de población en pobreza a través de la movilidad social, y como una manera de generar un círculo virtuoso de crecimiento y progreso social.

Puede que el éxito de la economía no esté tanto en el “goteo” o “derrame” económico (de arriba hacia abajo) o en el “crecimiento incluyente” (de abajo hacia arriba), sino en el fomento de una clase media que sea un motor para el desarrollo del país.

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