LOS TEMAS SOCIALES SON ESCENCIALES
05/septiembre/2011
LA REDUCCIÓN DE LA DESIGUALDAD REQUIERE POLÍTICAS PÚBLICAS ENFOCADAS EN EDUCACIÓN SALUD Y NUTRICIÓN
Todos los partidos políticos que participan en estas elecciones han incorporado en sus ofertas de campaña el mantenimiento y mejoramiento de los programas de asistencia social incluyendo, especialmente, el de las transferencias condicionadas de efectivo. Parece, pues, existir una conciencia generalizada sobre la necesidad y urgencia de atacar los graves problemas sociales que padece nuestro país. Sería mejor si, a partir de dicha conciencia, el futuro gobierno pudiera identificar y priorizar las políticas más eficaces para lograrlo.
Guatemala, a pesar de estar calificada como “de ingreso medio”, es uno de los países con mayor incidencia de pobreza: nuestro país es uno de los que muestras niveles más bajos de desarrollo humano en Latinoamérica, sólo superando a Nicaragua y a Haití, los países más pobres de la Región. Existe una evidente situación de desigualdad social que se manifiesta en la exclusión de grupos significativos de la población respecto de la vida económica, política y cultural del estado guatemalteco.
El tema de la desigualdad es de especial relevancia para Guatemala debido a sus implicaciones sobre la gobernabilidad y la paz social del país. Es muy preocupante que Guatemala esté entre los países con peores indicadores de nutrición, salud y educación de Latinoamérica. Otros países latinoamericanos, con niveles similares de pobreza y menor nivel de ingreso per cápita, han logrado mayores más rápidos avances en estas áreas.
La exclusión social, además de ser un problema ético, obstaculiza el crecimiento económico
La exclusión social, además de ser un problema ético, obstaculiza el crecimiento económico; existen estudios que estiman que el PIB guatemalteco podría crecer cerca de medio punto porcentual adicional cada año si se mejoraran los accesos de la población indígena (los segmentos más pobres de la población) a la educación. La evidencia internacional es clara en cuanto a que los países con más pobreza e inequidad tienden a invertir menos y, por ende, presentan menores tasas de crecimiento a largo plazo.
Los factores clave que han incidido en las malas condiciones sociales de Guatemala tienen que ver con que amplios segmentos de la población no tienen acceso a activos productivos, con que el patrón del gasto público es inadecuado, y con que el sistema educativo imperante tiene una baja cobertura y un bajo nivel académico.
Para atender estos problemas, en primer lugar se debe re-enfocar el gasto público aunque ello implique medidas políticamente complejas como las de sustituir subsidios indiscriminados (digamos, el de la electricidad residencial) por medidas de asistencia social focalizadas, o re-dirigir parte de los recursos públicos que actualmente se regalan a las universidades (donde rara vez alcanzan a los pobres) hacia la educación secundaria. También han probado ser efectivas las transferencias condicionadas de efectivo, pero más trascendentales aún son las políticas que promueven la equidad de oportunidades: acceso generalizado a mejor educación y servicios de salud; acceso al crédito; acceso de los trabajadores al mercado formal; y, acceso a los derechos de propiedad.
Puestos a priorizar, las políticas de Estado deberían enfocarse entonces en los temas de educación, salud y nutrición. La educación es fundamental ya que en varios estudios se ha llegado a comprobar que el factor que más contribuye a la persistencia de la desigualdad y al aumento de la pobreza ha sido la falta de una educación adecuada para las nuevas generaciones. El otro factor de fortalecimiento del capital humano es la salud; existen datos que demuestran que cada año se pierde el 7.8% del PIB a causa del ausentismo laboral por motivo de enfermedad; otros estudios indican que si la esperanza de vida lograra aumentarse en un año, el PIB sería 4% mayor.
En cuanto a la nutrición, es importante tener presente que ya existe una política y un marco legal idóneo para abordar el tema, y lo que hay que hacer es aplicarse y gestionar los instrumentos e instituciones que ya existen para tales efectos.
Finalmente, los programas de transferencias condicionadas de dinero puede servir en la estrategia de combate a la pobreza si, y sólo si, se aplican como parte de un enfoque estratégico integral, con la adecuada coordinación interinstitucional y bajo mecanismos permanentes de monitoreo y evaluación de su efectividad.