
TIPO DE CAMBIO Y NERVIOSISMO
El reciente aumento del tipo de cambio quetzal-dólar en Guatemala, aunque sensible, es pequeño y responde a la estacionalidad y a tendencias globales de retorno de capitales hacia Estados Unidos. Mientras otros países con tipos de cambio flexibles muestran depreciaciones mayores, Guatemala ha mantenido una estabilidad notable. Sin embargo, la falta de tolerancia social y empresarial a estas variaciones refleja una falsa percepción de que una moneda fuerte es sinónimo de salud económica. Para mejorar, se requiere que el Banco de Guatemala flexibilice sus reglas para fomentar un mercado cambiario más profundo, líquido y con instrumentos derivados que ayuden a cubrir riesgos. La estabilidad cambiaria depende también de políticas fiscales responsables que eviten déficits y deudas insostenibles.

PERCEPCIONES DE INFLACIÓN
El gobierno anunció medidas contra una supuesta alza de precios que no se refleja en las estadísticas oficiales. La inflación acumulada es baja y no justifica una alarma general. Las percepciones de “alto costo de vida” responden más a la pobreza que a aumentos reales de precios. Además, el control de la inflación es tarea del Banco de Guatemala, cuya política monetaria ha sido eficaz. Declaraciones confusas desde el Ejecutivo pueden distorsionar las expectativas y provocar desconfianza.

TENDENCIAS EN POLÍTICA MONETARIA
Un estudio del FMI analiza la política monetaria de países con metas de inflación, concluyendo que Guatemala aún mantiene una postura ligeramente expansiva. Sin embargo, las debilidades estructurales de su sistema financiero reducen la efectividad de esta política. Se subraya la necesidad de adoptar medidas macro-prudenciales que complementen el control inflacionario con estabilidad del sistema financiero, evitando soluciones simplistas o riesgosas. Además, se destaca que el crecimiento sostenible dependerá del fortalecimiento de políticas fiscales, institucionales y de productividad, más allá de la política monetaria.