EL TIPO DE CAMBIO, EN PERSPECTIVA

21/abril/2008


LA REACCIÓN EXAGERADA ANTE LA CAÍDA DEL DÓLAR REVELA LA FALTA DE CULTURA CAMBIARIA EN GUATEMALA Y LA NECESIDAD DE FLEXIBILIZAR LAS REGLAS DEL BANCO CENTRAL

En cualquier otro país, una variación así apenas sería una nota secundaria

El jueves pasado, un diario matutino publicó en primera plana el alarmante titular “Dólar Cae en Picada”, que refería a la noticia de una reducción “importante” que el tipo de cambio de quetzales por dólar había registrado el día anterior. El titular me lució algo exagerado no sólo porque, objetivamente, no existía (al menos hasta el pasado viernes) ninguna caída “en picada”, sino porque la coyuntura económica del país (ya no digamos la política y social) ofrecía ese día al menos otras tres noticias más merecedoras de una primera plana. En descargo del matutino, reconozcamos que en Guatemala, a pesar de tener un régimen de tipo de cambio flexible, el mercado está muy poco acostumbrado a fluctuaciones que en cualquier país con similar régimen cambiario serían consideradas perfectamente normales. Por ello una reducción en nuestro tipo de cambio, por modesta que sea, es una anormalidad generadora de titulares de prensa que, en otros países, a penas serían una noticia de relleno en la sección económica.

Para poner en perspectiva la caída del dólar, que es un fenómeno mundial desde hace varios meses, la apreciación del quetzal ha sido de 1.3% en los últimos doce meses (0.85% del 1 al 17 de abril). Esta apreciación respecto del dólar dista mucho de ser significativa si se le compara, por ejemplo, con la del real brasileño, que se ha apreciado 18.6% en un año (4.9% en abril); la del peso mexicano, que lo ha hecho en 4.6% en un año (1.7% en abril); o, la del dólar canadiense, que se depreció 10.6% en al último año (1.7% en abril). En estos países, como en todos aquellos que manejan tipos de cambio flexibles, las fluctuaciones cambiarias no sólo son mucho más frecuentes sino que mucho más pronunciadas que las que estamos viendo ahora en Guatemala. En esos mercados los agentes económicos están habituados a este tipo de variaciones y han aprendido a diversificar las monedas en sus operaciones financieras y a realizar las coberturas cambiarias que les permitan minimizar los riesgos de pérdidas por las fluctuaciones cambiarias.

Lo extraordinario es el enorme monto de dólares que el Banco de Guatemala ha comprado al haberse activado, con la caída del precio del dólar, la regla de participación en el mercado cambiario que obliga al banco central a comprar dólares cuando la fluctuación del tipo de cambio (una vez éste baja de Q7.6 por dólar) es mayor a 0.1% de un día para otro. La compra de dólares que el Banco se ha visto obligado a realizar en los últimos días es indicativa de que la referida regla, aunque tiene sus bondades en cuanto a dar normas claras respecto de la intervención de la autoridad en el mercado para moderar la volatilidad, resulta demasiado restrictiva y debería flexibilizarse. Con ello, el Banguat no sólo evitaría emitir la gran cantidad de quetzales que debe pagar cada vez que compra dólares, sino que propiciaría una reducción de costos de los bienes importados (ambos factores reducirían las presiones inflacionarias) y, quizá más importante, contribuiría a que el mercado vaya adquiriendo la cultura de operar en un sistema en el que el tipo de cambio fluctúa a diario sin generar nerviosismos (y titulares de prensa) injustificados.

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