LAS PRIORIDADES DEL ESTADO

26/julio/2010


EL PRESUPUESTO DE GUATEMALA REFLEJA PRIORIDADES LEJANAS AL BIEN COMÚN

El estado de Guatemala está organizado, se supone, con el propósito de lograr el bien común como fin supremo. Una manera de comprender cuáles son las prioridades del estado para alcanzar tal fin consiste en ver de qué manera gasta sus recursos financieros. Al respecto, las cifras de ejecución del presupuesto de egresos que publica el Ministerio de Finanzas Públicas pueden ser muy ilustrativas.

Un primer aspecto que resulta llamativo, dados los embates de la delincuencia en los últimos tiempos, es que la provisión de seguridad ciudadana y de justicia no parece ser una prioridad del estado guatemalteco. En esta materia, sumando los rubros de defensa, seguridad interna y administración de justicia, el gasto efectuado por el gobierno en los últimos años no rebasa el 12% del total de egresos de presupuesto. Este porcentaje resulta menor, por ejemplo, al destinado a educación (que, incluyendo cultura y ciencia, ocupa un 22% del presupuesto), o al del pago de la deuda pública (que, entre intereses y amortizaciones, utiliza más del 15% del presupuesto).

Conviene aclarar, eso sí, que las cifras indican que esta priorización no es exclusiva de la actual administración. El gasto público en seguridad y justicia ha ocupado más o menos la misma prioridad, en términos de porcentaje del presupuesto total, desde 2002 hasta ahora; solamente en los años previos (por ejemplo en 2000 y 2001) este rubro llegó a sobrepasar el 15% del total del gasto presupuestario. Lo anterior obedece, fundamentalmente, a que el gasto ejecutado por el Ministerio de Defensa ha reducido su participación dentro del total del presupuesto de gastos de un 7.3% en 2001 a 2.6% en 2009 (en tanto que el de Gobernación se ha mantenido en un 5% del total de gastos estatales).

Según la finalidad del gasto gubernamental, es incuestionable que el rubro de educación ha gozado de una creciente preferencia por parte de los distintos gobiernos en los últimos años. En efecto, la ejecución presupuestaria desde 2000 hasta 2008 reflejó un gasto en educación, cultura y ciencia de alrededor del 19% del total, porcentaje que, como se indicó, subió a 22% a partir de 2009; esto último refleja el aumento en el gasto de planilla derivado del impulso a la gratuidad en los servicios de educación en la actual administración.

Para saber cuáles son las prioridades del Estado no hace falta filosofar: basta con leer sus cifras fiscales

Algo similar, aunque en menor escala y por razones similares, ha ocurrido con el gasto gubernamental destinado a la salud y al saneamiento, que en 2009 llegó a representar un 10.5% del total de la ejecución gubernamental, cuando en los diez años anteriores no sobrepasaba el 9% del mismo.

En virtud de que para 2010 no hubo un presupuesto aprobado por el Congreso de la República, es factible recurrir a las cifras que sobre modificaciones presupuestarias publica el Ministerio de Finanzas Públicas para ver las prioridades de gasto del gobierno en el transcurso del año. Según la finalidad del gasto, las cifras oficiales dan cuenta que, al 20 de julio, el presupuesto se había ampliado en Q1,271 millones, para alcanzar un total de Q51,301 millones de los cuales, a esa fecha, se había ejecutado un 49%.

Según la finalidad del gasto, el rubro de “Protección Social” era el que más había aumentado (en Q1,134 millones) respecto del presupuesto inicial, es decir que este rubro concentra el 90% de la ampliación del presupuesto y a esa fecha se había ejecutado en un 52.5%. Tomando en cuenta que en el referido rubro se incluyen primordialmente los gastos de los programas de transferencias de efectivo y bolsas de ayuda a las familias, es evidente que es allí donde están las prioridades del gasto este año. En contraste, los rubros que han visto reducido su presupuesto de gastos incluyen los de Orden Público y Seguridad Ciudadana, Educación, y Asuntos Económicos.

Para saber cuáles son las preferencias y prioridades del estado de Guatemala para cumplir con su fin supremo no hace falta elucubrar ni filosofar mucho acerca de las intenciones de los gobernantes. Basta con ver la evidencia clara en las propias cifras fiscales.

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