DÍAS FERIADOS
06/abril/2009
LOS FERIADOS IMPACTAN LA ECONOMÍA, PERO TAMBIÉN GENERAN BENEFICIOS CULTURALES Y TURÍSTICOS
Aunque para los puristas del lenguaje un feriado sólo existe el día de feria, los guatemaltecos llamamos feriados –coloquial y generalmente- a los días de asueto como los de la Semana Santa que se inician, oficialmente, a partir de mañana. Con estos próximos dos días y medio de asueto, los guatemaltecos gozamos en total de once días y medio de descanso oficial cada año: el día del trabajo, el de la Revolución Liberal de 1871, el día de la Independencia, el de la Revolución de 1944, el día de los Santos, un día y medio para Navidad y otro tanto para Año Nuevo, además del ya mencionado asueto de la Semana Mayor y el día de feria local (que para los capitalinos, por ejemplo, es el día de la Virgen de la Asunción).
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El descanso no solo implica un costo, sino también una oportunidad para el turismo y la cultura
Además, las disposiciones legales que tutelan al empleado en relación de dependencia establecen un período de vacaciones de, como mínimo, quince días anuales, con lo cual los días de descanso pagados de un trabajador (contando los feriados oficiales) ascenderían a 26 y medio por año. Eso como mínimo pues, si se trata de algún gremio específico, pueden tener derecho a otros asuetos (como el día del empleado municipal, o el 12 de octubre en que descansan los empleados bancarios). ¿Somos en Guatemala, acaso, demasiado proclives a los feriados?
En cuanto a asuetos oficiales, al compararnos con otros países, parece que no pecamos ni por exceso ni por falta de feriados, pues gozamos de un número similar al que existe en China, Francia o Estados Unidos. México apenas tiene nueve días de asueto oficial, uno más que los industriosos ingleses, que solamente tienen ocho feriados al año. En cambio, en España –donde saben disfrutar de la vida- se recetan oficialmente 16 días de asueto cada año.
Incluso si añadimos a estos descansos los días obligatorios de vacaciones, Guatemala resulta ser un país promedio. Nuestros 26 días de descanso pagado son comparables a los de Australia o Inglaterra (sí, los ingleses compensan sus pocos feriados con más días de vacaciones). Más gamonales son los franceses (con 40 descansos pagos) o los españoles y cubanos (con 36). En contraste, los laboriosos orientales ocupan menos días en vacacionar: en Japón sólo suman 18 días al año de asueto obligatorio, mientras que en China (paraíso de los trabajadores) son apenas 15 días.
Resulta evidente que los días feriados entrañan costos económicos en términos de las horas de trabajo perdidas y de los negocios que se dejan de realizar, lo cual puede significar millones de quetzales que se dejan de producir por cada día de asueto. Lo que no es tan evidente es que, en realidad, ningún país se paraliza completamente durante los días feriados y que estos pueden también tener efectos positivos tangibles (como la actividad económica y el efecto multiplicador que generan el turismo y las compras de temporada, por ejemplo), e intangibles (como el incentivo a las expresiones culturales en los destinos turísticos o el efecto revitalizador que el descanso tiene sobre los trabajadores).
Sería interesante realizar un balance de costo-beneficio de lo que significan los asuetos para el desarrollo del país… si tuviera tiempo; lamentablemente ahora debo ir a hacer mi maleta para disfrutar, en la Antigua Guatemala, de una de las Semanas Santas culturalmente más fascinantes del mundo.