LA NEFASTA CORRUPCIÓN

14/julio/2008

A CORRUPCIÓN EN GUATEMALA IMPIDE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y EROSIONA LA EFICIENCIA DEL GOBIERNO, MIENTRAS QUE LA SOCIEDAD HA NORMALIZADO ESTAS PRÁCTICAS DAÑINAS

La corrupción, en su definición más amplia, se refiere cualquier acto de abuso de la función pública en beneficio privado y, por ende, comprende hechos que van desde el vulgar soborno, hasta los conflictos de interés de funcionarios y el “jineteo” de recursos públicos, estos últimos tan de moda por sendos escándalos mediáticos que fueron recientemente detectados en el Congreso de la República. Es evidente que los actos de corrupción que salen publicados en la prensa no son sino la punta de un iceberg de podredumbres que opera impunemente en el país.

Lo más grave no es que la corrupción esté tan firmemente arraigada como lo está, sino el nivel de tolerancia y aceptación que la misma parece haber alcanzado en la sociedad guatemalteca, al punto que a muchos ciudadanos les parece normal y aceptable que funcionarios públicos y empresas obtengan rentas indebidas mediante este tipo de prácticas, siempre y cuando “no se les pase la mano”. Este relajamiento moral se debe tanto a un deterioro de los valores éticos en nuestra sociedad, como a un desconocimiento de las nefastas consecuencias que la corrupción acarrea para el desarrollo económico, social y político de la Nación.

Existen diversos estudios que demuestran que la corrupción es un grave obstáculo al crecimiento económico; en primer lugar, porque se constituye en una especie de impuesto que desincentiva la realización de negocios lícitos y, por lo tanto, afecta la inversión. Además, cuando la corrupción se arraiga y permanece impune, muchas personas con buen nivel educativo y talento pueden tener más incentivos para dedicarse a la búsqueda de rentas ilícitas que al trabajo productivo, por lo que los recursos económicos del país se asignan ineficientemente y el crecimiento económico sufre.

También la eficiencia del gobierno, la recaudación fiscal, la calidad de la infraestructura y los servicios públicos, y las prioridades del gasto gubernamental se ven gravemente afectadas por la corrupción. Estudios del Banco Mundial demuestran, por ejemplo, que en muchos países que sufren este flagelo los gobiernos privilegian el gasto en “megaproyectos” (donde las oportunidades de desviación de recursos son más grandes) sobre el gasto en, por ejemplo, contratación de maestros de primaria, con las funestas consecuencias que ello acarrea para el futuro del país.

La corrupción es un grave obstáculo al crecimiento económico y una amenaza para la calidad de la infraestructura y los servicios públicos

Insisto en el tema de la corrupción porque no es trivial ni secundario sino que, al contrario, resulta prioritario para el desarrollo económico y para la supervivencia misma del estado democrático. Combatir este cáncer no requiere solamente de crear “comisiones” o emitir nuevas leyes o códigos de conducta. De hecho, en Guatemala existe bastante legislación sobre la materia que, muchas veces, no pasa de ser letra muerta. Se requiere también de la voluntad política en todos los Organismos del Estado para encarar reformas fundamentales y sistemáticas. Es indispensable sistematizar la transparencia y la publicación de información de la administración pública y promover la participación ciudadana para exigirle cuentas a las entidades estatales. Se requiere, sobre todo, de una actitud más enérgica, responsable y ética de parte de todos los guatemaltecos.

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