CIFRAS DE DESEMPLEO

6/octubre/2008

LA AUSENCIA DE ESTADÍSTICAS FIABLES SOBRE EL DESEMPLEO AFECTA LA GESTIÓN DEL GOBIERNO EN GUATEMALA

La semana anterior un matutino reportó a grandes titulares que, de acuerdo con estimaciones de algunas asociaciones empresariales, el número de desempleados en el país habría aumentado en 200 mil durante el transcurso del presente año. El Ministerio de Trabajo se apresuró a poner en tela de duda tales cifras que, evidentemente, ponían en un predicamento la promesa electoral del actual gobierno de crear 700 mil plazas de trabajo. El problema es que ambas partes pueden mentirse y desmentirse cuantas veces quieran sin consecuencia alguna porque, desgraciadamente, nadie cuenta en Guatemala con información fidedigna acerca del desempleo.

En los países civilizados se producen periódicamente encuestas que miden el nivel de empleo. La ONU recomienda que para tal propósito, y para la mejora de las estadísticas en general, cada país debe tener una oficina encargada, regida por una ley  específica que garantice su calidad e independencia. En Guatemala, el Instituto Nacional de Estadística –INE- dista aún de cumplir con los estándares internacionales, lo que ha generado, entre otras falencias, que no contemos con estadísticas periódicas, fiables y comparables que permitan medir la evolución del desempleo.

El INE realizó una Encuesta de Empleo y Desempleo en 1987, a la cual no dio continuidad. No fue sino hasta en 2002 que empezó a efectuar una Encuesta Nacional de empleo e Ingresos –ENEI-, como parte del programa de mejoramiento de encuestas de condiciones de vida, como respuesta a la ausencia de estadísticas periódicas y sistemáticas sobre las principales variables del mercado de trabajo. En 2004, en lo que parecía ser el inicio de la sistematización de las estadísticas de empelo en el país, se realizó de nuevo la ENEI. Por desgracia, el proceso se interrumpió y la ENEI se sustituyó en 2007 con una Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo –ENED-, cuyos resultados aún no han visto la luz pública. Todos estos esfuerzos no solo han sido muy esporádicos sino que, por haberse efectuado con metodologías diferentes, no permiten la comparación ni el análisis sistemático de la información.

Lo anterior pone de relieve la necesidad de fortalecer y reestructurar el INE de manera que produzca estadísticas que pueden ser de gran utilidad para la toma de decisiones en materia de políticas públicas. Para ello requeriría, en primer lugar, de recursos financieros adecuados a la importancia (muchas veces minusvalorada) que tiene para los gobiernos contar con información oportuna y confiable.  También se requeriría que las cifras fueran producidas por profesionales independientes de alto nivel técnico, libres de interferencias políticas.

No es extraño que a las autoridades políticas, a lo largo de la historia, les haya resultado difícil prescindir de la posibilidad de influir políticamente en la entidad que produce las estadísticas oficiales, especialmente porque su desempeño como gobernantes será juzgado, en gran medida, con base en esas estadísticas. Pero, al hacerlo, se han privado a sí mismos de una herramienta poderosa para guiar sus políticas y para rendir cuentas a la población. Lo dijo Cecilio Del Valle hace casi dos siglos: “Un gobierno que no conoce la nación que rige, los frutos que produce, los hombres que la pueblan, es un ciego que no ve la casa que habita”.

La falta de estadísticas periódicas y comparables sobre el desempleo impide tomar decisiones políticas informadas y oportunas

Anterior
Anterior

LA GRAN DEPRESIÓN

Siguiente
Siguiente

NADA NUEVO BAJO EL SOL