PARA COPIARLE A LULA DA SILVA
5/mayo/2008
LA CALIFICACIÓN DE INVERSIÓN DE BRASIL RECONOCE SU ESTABILIDAD ECONÓMICA Y POLÍTICA
El pasado miércoles, el gobierno de Brasil se apuntó un importante éxito cuando Standard & Poor’s –S&P-, una de las principales agencias calificadoras en el mundo, le asignó a su deuda externa el tan ansiado “grado de inversión”. Lejos quedaron los días en que los mercados financieros acogieron con nerviosismo el ascenso del líder sindical Luis Inácio “Lula” da Silva a la presidencia del quinto país más poblado del mundo. Lula supo aprovechar el beneficio de la duda que, con cierta renuencia, le confirieron los analistas y se dedicó a administrar la política económica con responsabilidad sin descuidar, en un delicado equilibrismo, las políticas sociales que ofreció aplicar para atacar la pobreza y desigualdad que aquejan al gigante sudamericano.
La nueva calificación crediticia de Brasil (que subió de BB+ a BBB) lo coloca en la misma liga que otras grandes economías emergentes y pone a sus títulos de deuda al alcance de una amplia gama de inversionistas adversos a los altos riesgos, evidenciando la madurez de su infraestructura financiera. Esto significará una reducción en los costos del capital y, por ende, un impulso a la inversión y al crecimiento económico que ya empieza a percibirse: la bolsa de valores de São Paulo subió inmediatamente 6.3% al conocerse la noticia. Además del efecto de reducir el costo de la deuda pública, la mejora en la calificación, que se hizo extensiva ese mismo miércoles a ocho bancos brasileños y a la empresa eléctrica nacional, se traducirá en una reducción en el costo del financiamiento privado.
Con la combinación correcta de políticas económicas y un compromiso firme de las autoridades políticas, es posible mejorar los fundamentos de la economía y lograr el reconocimiento externo por ello
El grado de inversión obtenido es un claro reconocimiento al prudente manejo macroeconómico del gobierno de Lula y a la resultante mejora en sus indicadores de solvencia externa, al punto que hoy Brasil es ya, en términos netos, un acreedor en los mercados de deuda internacionales. Los analistas externos valoran también positivamente la independencia y gradualidad con la que el Banco Central de Brasil ha conducido la política monetaria en un esquema de metas de inflación; de hecho, el último ajuste en la tasa de interés líder –que subió en medio punto porcentual en abril, pese a la renuencia del propio gobierno -, habría servido para afianzar las credenciales de autonomía del banco central y contribuido a la mejora en la calificación del país. S&P elogió los esfuerzos ordenados y predecibles del gobierno brasileño en cuanto al manejo de la deuda pública que, aunque aún elevada, se ha venido reduciendo (como porcentaje del PIB) en los últimos años. Asimismo, la consolidación de la situación fiscal, reflejada en niveles récord de recaudación tributaria, ha permitido el cumplimiento de todas las metas presupuestarias. Todo lo anterior ha contribuido a que el crecimiento económico brasileño alcanzara en 2007 una tasa de 5.4% y a tener al país en buenas condiciones para resistir los vaivenes financieros que el mundo entero enfrenta hoy.
La lección para Guatemala es que, con la combinación correcta de políticas económicas y un compromiso firme de las autoridades políticas para implementarlas, es posible mejorar los fundamentos de la economía y lograr el reconocimiento externo por ello.