UNIVERSIDAD AUTÓNOMA Y EJEMPLAR

27/septiembre/2010

SIN TRANSPARENCIA, LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA PIERDE SU SENTIDO

A raíz del vergonzoso desorden que tiene paralizada a la Universidad de San Carlos han surgido sugerencias diversas para solventar los profundos problemas que sufre la universidad estatal. Por un lado aparecen quienes sostienen que es necesaria una reforma universitaria (que implicaría una reforma legal) que consolide el carácter estatal, autónomo y gratuito de la USAC, que consagre la educación universitaria como un derecho humano (equiparable al derecho a la libre expresión del pensamiento) y que sea diseñada exclusivamente por miembros de la gran familia sancarlista.

Por el otro extremo aparecen quienes cuestionan la existencia misma de una universidad estatal argumentando que resulta injusto tener que destinar una porción sustancial (más de Q1200 millones) de los impuestos que pagamos todos los guatemaltecos al sostenimiento de una enorme burocracia ineficiente y de miles de alumnos (muchos de ellos repitentes consuetudinarios) que pertenecen en su mayoría al 20% más rico de la población guatemalteca.

Afortunadamente han surgido también propuestas pragmáticas y realistas que parten del evidente hecho de que el actual conflicto en la USAC es una simple disputa por cuotas de poder y de presupuesto que se han convertido en el modo de vida de muchas personas. Las soluciones al actual caos universitario no pasan por inventar el agua azucarada sino por aplicar el sentido común y las mejores prácticas que han servido bien en otras latitudes.

La Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, que en estos días cumple cien años de vida, es en muchos aspectos (a pesar de sus debilidades y de sus vaivenes históricos) un ejemplo de cómo debe gobernarse una universidad estatal en Latinoamérica. Bien haría la tricentenaria USAC, si no quiere morir de inanición, en imitar algunas de las prácticas más ejemplares de su par mexicana.

La UNAM administra el patrimonio universitario y maneja todos los asuntos presupuestarios y de control financiero a través de un Patronato conformado por tres personas de reconocida honorabilidad y experticia en asuntos financieros. El funcionamiento de dicho Patronato, ad-honorem e independiente del Rector y del Consejo Universitario, garantiza un manejo más transparente y probo de su abultado presupuesto que proviene en un 90% de fondos estatales. ¿Por qué la USAC, sin necesidad de esperar un cambio legal, no nombra a un grupo de notables que operen de manera similar el Patronato de la UNAM?

La UNAM tiene también la sanísima costumbre de publicar periódicamente sus estados financieros, debidamente dictaminados por un auditor externo calificado, los cuales están disponibles como información pública junto con información mensual de los estados de situación financiera; el estado de ingresos, gastos e inversiones; así como las revisiones, observaciones y el seguimiento de los resultados de auditoría interna practicadas a diferentes instancias universitarias. ¿Por qué la USAC no publica en su sitio web esta información que debería ser de acceso libre? ¿Quién audita sus estados financieros?

La UNAM también publica múltiples indicadores que permiten medir la eficacia de su desempeño. Entre los más interesantes pueden encontrarse cuánto es su gasto anual por alumno (unos US$3 mil en 2009); qué porcentaje de quienes ingresan a la universidad se gradúan (un 45%); cuántos artículos académicos en revistas internacionales o cuántos libros publican sus profesionales (3,579 y 1,171, respectivamente, en 2009). ¿No sería bueno, acaso, que la USAC compartiera con la ciudadanía que la sostiene este tipo de indicadores de su eficiencia?

La UNAM ha comprendido que la forma más decente y efectiva de defender y fortalecer su autonomía consiste en rendirle cuentas claras a la población respecto del manejo de los millonarios recursos a su cargo y de los resultados académicos con ellos obtenidos. Las buenas prácticas de la UNAM en materia de transparencia y rendición de cuentas son un ejemplo a imitar para dar un primer paso concreto en el rescate institucional de la universidad estatal.

La forma más decente y efectiva de defender y fortalecer su autonomía consiste en rendirle cuentas claras a la población

Anterior
Anterior

¿DÓNDE ESTÁ LA POLÍTICA NACIONAL DE SEGURIDAD?

Siguiente
Siguiente

INFRAESTRUCTURA: URGE INVERTIR BIEN