EDUCACIÓN SIN MAESTROS
08/agosto/2011
LA TECNOLOGÍA PUEDE TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN EN GUATEMALA MÁS ALLÁ DE LOS MAESTROS
Por enésima vez los sindicatos magisteriales del sector público han decidido suspender labores como una medida de presión a las autoridades para que atiendan sus demandas. Aunque resulta difícil, en pleno barullo electoral, discernir ante qué autoridades protestan los maestros y cuáles son sus demandas, en la opinión pública se expresa preocupación por los efectos negativos que la ausencia de los maestros puede tener sobre la educación de los niños y jóvenes guatemaltecos.
Paradójicamente, en medio de esta confusión, puede verse un inspirador video publicado en TED (ese magnífico sitio en internet dedicado a difundir ideas innovadoras) titulado “La aventura de los niños que aprenden por sí mismos”. Se trata de un experimento del profesor Sugata Mitra, replicado exitosamente en varias áreas marginales de su país (India), en donde una terminal de computadora con acceso a internet se deja empotrada en una pared, al alcance de los niños, y estos logran aprender solos (y muy bien). Y piensa uno que, de pronto, la ausencia prolongada de los maestros podría no ser tan perniciosa para la educación de los niños.
El desempeño de nuestro sistema educativo muy deficiente. Aunque en términos de cobertura (especialmente en primaria) ha mejorado en años recientes, la calidad de la enseñanza es peor que mediocre. Según evaluaciones del Ministerio de Educación, sólo un poco más de la mitad de los egresados de sexto grado obtienen resultados satisfactorios en matemáticas, y apenas un poco más de la tercera parte salieron aprobados en lenguaje.
La situación es mucho peor a nivel de educación media y diversificado: únicamente uno de cada nueve graduandos de nivel medio aprobaron las pruebas de lectura y solamente tres de cada cien lo hicieron en matemáticas. En buena medida, estos resultados catastróficos obedecen a la baja calidad de los docentes. De acuerdo a las pruebas que el Ministerio realiza a los optantes a plaza de maestro, ni siquiera la mitad de ellos alcanzaba a atinarle al mínimo de respuestas correctas. Esto configura un círculo vicioso en el que maestros mal preparados educan deficientemente a futuros graduandos.
Los resultados de las pruebas de admisión a las universidades del país no sólo confirman lo anterior, sino que también demuestran que la mala calidad educativa también es una característica difundida en la mayoría de establecimientos privados.
Nuestro sistema educativo es una fábrica de fracasos que condena a los jóvenes a trabajos mal remunerados
De ahí que, como dijo Michael Lisman (coordinador para Centroamérica del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina), nuestro sistema educativo es una “fábrica de fracasos” que condena a un gran número de jóvenes a naufragar en su educación superior o a aspirar a trabajos mal remunerados. El sistema no se adapta a un mundo en el que, a través de la tecnología, los alumnos podrían acceder a herramientas que les hablen en su propio idioma, que los incentiven a ser críticos y creativos, que los desafíen a resolver problemas de la vida real, que les enseñen a buscar ayuda y que los estimulen a correr riesgos.
Es posible que quienes viven y medran de nuestro sistema mediocre se horroricen sólo de pensar que, con los instrumentos informáticos apropiados a su alcance, los alumnos pueden saber hoy más que los maestros. El experimento del profesor Mitra en India demuestra que, donde no hay (buenos) profesores, la tecnología puede ser un apoyo crucial para generar un aprendizaje significativo y útil para la vida, ya que permite que los jóvenes desarrollen por sí mismos su potencial dejándoles expresarse, explorar, crear y comunicarse, además de abrirles una enorme ventana de interrelaciones con el mundo entero. El acceso a la informática puede ser un excelente medio para –como dicen los gringos- “nivelar el terreno de juego” en una sociedad tan desigual como la nuestra.
Vale la pena plantearse, desde el punto de vista de la eficiencia económica, que los maestros se enfoquen en hacer mejor lo básico (enseñar bien las operaciones aritméticas básicas y la lectura), para que los jóvenes tomen en sus manos (con la guía adecuada) su propia educación a través de la tecnología. Para ello, por supuesto, habría que pensar en modificar la forma en que, por ejemplo, se gastan hoy los Q1 mil millones asignados a gastos de administración y docencia a nivel medio.