
PUERTOS: LA GRAN REFORMA PENDIENTE
Los puertos son la llave de la competitividad de Guatemala. No obstante, nuestro sistema portuario sigue atrapado en leyes incompletas, gobernanzas fragmentadas y limitaciones que frenan tanto la eficiencia operativa como la atracción de inversión. En el Congreso hay dos iniciativas de ley que pueden complementarse para construir un marco legal moderno y que otorgue certeza jurídica. La discusión de la reforma portuaria debe asumirse como un asunto de Estado.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD
El auge del nearshoring abre oportunidades para atraer inversión extranjera, ya aprovechadas por Panamá y Costa Rica gracias a su seguridad jurídica, apertura comercial y capacidad de innovación. Guatemala, en cambio, necesita mejorar su infraestructura, marco institucional y paz social para no quedar rezagada en esta transformación económica.

FALTA CREAR OPORTUNIDADES
Guatemala figura entre los países menos atractivos de Latinoamérica para la inversión, según el Índice Global de Oportunidades del Milken Institute, donde ocupa el puesto 97 a nivel mundial y 11 regional. Aunque se destaca en estándares internacionales, muestra debilidades graves en servicios financieros, fundamentos económicos, marco institucional y, especialmente, percepción de negocios, donde figura entre los últimos lugares. Estos resultados evidencian que no basta con promover sectores estratégicos ni con resaltar ventajas naturales o estabilidad macroeconómica: la clave está en fortalecer el estado de derecho, garantizar certeza jurídica, combatir la corrupción y construir instituciones confiables que generen confianza.

¿ESTÁ SOBREVALUADO EL QUETZAL?
El valor de una moneda influye directamente en la competitividad de las exportaciones e importaciones. Según el Índice Big Mac de The Economist, el yuan chino está subvaluado un 45% y el quetzal guatemalteco un 42.7% respecto al dólar, lo que, en teoría, favorece a los exportadores. Sin embargo, países vecinos como México y Costa Rica también han visto depreciarse sus monedas, manteniendo la competencia en desventaja relativa para Guatemala. Aunque el indicador es simplificado y tiene limitaciones, sirve para medir tendencias de sobre o subvaluación. Estos resultados plantean un reto a la Junta Monetaria, responsable de ajustar políticas cambiarias, monetarias y crediticias.

NUESTRA ENFERMEDAD HOLANDESA
La llamada “enfermedad holandesa” describe cómo un auge de divisas externas puede afectar negativamente la competitividad de una economía. En el caso de Guatemala, el fenómeno proviene de las remesas enviadas por migrantes, que superan el déficit comercial externo. Este flujo extraordinario de dólares aprecia la moneda local, reduce la competitividad del aparato productivo y genera dependencia de un ingreso vulnerable y ajeno a la producción nacional. La experiencia internacional muestra que el remedio está en transformar el exceso de divisas en fondos de estabilización o inversión soberana, capaces de diversificar la economía. El Banco de Guatemala podría destinar parte de sus reservas a este fin, siempre con reglas explícitas y temporales, compatibles con el esquema de metas de inflación. Así se mitigarían riesgos financieros y se protegería la sostenibilidad económica del país.

SIN INNOVACIÓN NO HAY PROGRESO
El crecimiento económico de Guatemala no puede sostenerse solo en inversión o trabajo, sino que necesita urgentemente mejorar el uso de sus recursos a través de la innovación. La innovación no requiere genios, sino un entorno que permita aplicar ideas nuevas de forma práctica. Desde la Cajita Feliz hasta el Irtra, los ejemplos locales son escasos. Mejorar la educación, la infraestructura y la institucionalidad es clave para construir un ecosistema que transforme ideas en progreso real.

INVERSIÓN, EMPLEO Y DESIDIA
La iniciativa de ley para promover la inversión y el empleo llega tarde y en medio de un entorno institucional débil y falto de previsión. El compromiso de Guatemala con la OMC para eliminar privilegios fiscales data de hace más de una década, pero la inacción de distintos sectores ha llevado al país a improvisar soluciones a última hora. Aunque los incentivos fiscales no son ideales, han creado miles de empleos y ahora se busca una salida legal compatible con la normativa internacional. La urgencia exige enfoque pragmático y voluntad colectiva.

MÁS ALLÁ DE LO FISCAL
Más allá de la política fiscal y monetaria, el comercio exterior es clave para el desarrollo económico sostenible de Guatemala. La nueva Política Integrada de Comercio Exterior, Competitividad e Inversiones busca fomentar exportaciones, atraer inversión extranjera y apoyar a las pymes. Dado que el comercio exterior representa más del 60% del PIB, el país tiene margen para diversificar mercados y aumentar la productividad sin recurrir a estrategias obsoletas como la devaluación. Es esencial facilitar tanto exportaciones como importaciones, ya que un acceso eficiente a bienes externos fortalece el aparato productivo y mejora el bienestar. La apertura comercial debe verse como una vía para el progreso, no como un fin en sí misma.