
NI UBIQUISMO NI LUQUISMO
La historia de Guatemala ofrece ejemplos extremos en la conducción económica: la austeridad asfixiante de Ubico frente al gasto caótico de Lucas. Ambos modelos demostraron ser inviables frente a los desafíos reales del desarrollo. En la actual coyuntura post-crisis, ni el recorte fiscal radical ni el endeudamiento excesivo ofrecen una salida sostenible. Lo que el país necesita es una combinación de responsabilidad macroeconómica y justicia social: una reforma tributaria profunda que incremente los ingresos del Estado sin frenar la inversión privada, acompañada de un gasto público eficiente y transparente. La clave está en evitar los atajos ideológicos y apostar por consensos duraderos que impulsen el crecimiento inclusivo.

LA PIEDRA FILOSOFAL
Muchas decisiones políticas en Guatemala parecen inspiradas en la alquimia medieval: buscan soluciones rápidas y espectaculares en lugar de consolidar estrategias sostenibles. Grandes megaproyectos, programas asistenciales improvisados y reformas fragmentadas han desviado recursos y esfuerzos de planes ya existentes que podrían generar un verdadero impacto a largo plazo. El país no necesita más propuestas efímeras, sino gestores comprometidos con la ejecución eficiente de políticas bien diseñadas.

¿CUÁNTO VALE UN BOSQUE?
La columna aborda el creciente acuerdo entre economistas y ambientalistas sobre el cambio climático, destacando avances en Guatemala con el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica Integrada (SCAEI).

CUANDO PASE LA “CRISIS”
En un contexto de crisis económica, es fundamental no solo responder a la coyuntura inmediata, sino también sentar las bases para un crecimiento sostenido. La siguiente columna analiza cómo la estabilidad macroeconómica, la inversión en infraestructura y la mejora de la productividad pueden ser claves para superar los desafíos actuales y generar un desarrollo duradero. Además, se destaca la importancia de la cohesión social y la gobernabilidad como factores esenciales para evitar políticas populistas y garantizar un progreso real.