CENTROAMÉRICA PARTIDA EN TRES
14/marzo/2011
ES ESENCIAL MEJORAR LA CALIDAD DE LAS INSTITUCIONES QUE HACEN FUNCIONAR LA ECONOMÍA
Las crisis son progenitoras de las oportunidades, y las oportunidades son de quienes saben aprovecharlas. En el caso de Centroamérica, la crisis económica no afectó por igual a todos los países, y el inicio de la recuperación mundial parece partir a la Región en tres: dos países que están aprovechando las oportunidades post-crisis, otros dos que no saben cómo aprovecharlas, y dos países que nunca las tuvieron.
Los del primer grupo, Costa Rica y Panamá, son los únicos países del área que hoy tienen un nivel de ingreso per cápita superior al que tenían antes de los turbulentos años ochenta. El ingreso medio per cápita anual de ambos países ha aumentado en el último lustro, de unos US$6 mil hace 5 años, a más de US$8,500 en 2011. El resto de países es actualmente (en términos de ingreso por habitante) más pobre que hace tres décadas.
Sin duda, la pareja del sur del Istmo ha logrado establecer bases más sólidas –en términos de educación, salud, infraestructura y estado de derecho- que sus vecinos del norte para mejorar las condiciones de vida de su población. Panamá y Costa Rica concentran solamente el 19% del total de la población centroamericana, pero producen el 46% del PIB regional y son, por lo tanto, no solo las economías más productivas de Centroamérica, sino las que más van a seguirse beneficiando de la recuperación económica mundial.
Para aumentar el crecimiento económico es fundamental aplicar políticas que mejoren la productividad de las economías y fomenten la inversión. Y para ello es esencial mejorar la calidad de las instituciones que hacen funcionar la economía: la efectividad del gobierno, el control de la corrupción, la estabilidad política, el combate al crimen, el imperio de la ley, etcétera. Costa Rica y Panamá lo han hecho mejor que los otros cuatro países centroamericanos. Existen estudios que muestran que si la calidad de las instituciones en países con debilidad institucional (como Guatemala, Honduras o Nicaragua) alcanzara los niveles de Chile, ello aumentaría el PIB ¡en casi 3% al año!
Habiendo fracasado en ese tipo de reformas institucionales, las economías de Guatemala y El Salvador, con casi 49% del la población del Área, producen juntos solamente el 43% del PIB regional. Su ingreso anual per cápita se ha mantenido estancado en niveles de US$3,300, aproximadamente, en El Salvador y de US$2,800 anuales en Guatemala.
Para fomentar la inversión y el crecimiento, es indispensable mejorar la efectividad del gobierno, el imperio de la ley y el combate a la corrupción
Los dos vecinos norteños no han sabido enfocarse en los principales obstáculos a su crecimiento: baja calidad del capital humano, infraestructura dispersa, falta de certeza jurídica y criminalidad, entre otros. Si no logran cambiar estas falencias, este segundo grupo de países centroamericanos seguirá funcionando a remolque de sus socios comerciales y a expensas de los vaivenes de la economía mundial.
Es cierto que las políticas macroeconómicas han mejorado sustancialmente en la Región, pero el legado de muchas décadas de irresponsabilidad fiscal cobra una factura dolorosa en varios países, especialmente en Honduras y Nicaragua, pareja que, además, fue de los más afectados por la crisis económica internacional.
Con el 32% de la población de Centroamérica, Nicaragua y Honduras generan apenas el 15% de la producción total de la Región, evidenciando un grave problema de productividad. No por casualidad sus niveles de ingreso anual per cápita no superan los US$2 mil (Honduras) y los US$1,200 (Nicaragua).
Si bien los problemas económicos y sociales son más graves en estos dos últimos países (los más rezagados de la Región), existen muchos problemas comunes a toda el área: los niveles de pobreza son elevados, igual que la vulnerabilidad ante fenómenos climatológicos o crisis externas; la productividad aún es baja y las finanzas públicas continúan siendo vulnerables.
Sin embargo, Costa Rica y Panamá, que han fortalecido sus instituciones y enfocado sus políticas públicas hacia la productividad y el bienestar, parecen ser los únicos en posición de aprovechar la mejora que empieza a darse en la economía mundial. En contraste, los cuatro países del norte centroamericano, si no se ponen más serios para enfrentar sus debilidades y fortalecer sus instituciones, continuarán rezagándose, no solo ya respecto de aquellos dos, sino respecto del conjunto de países en vías de desarrollo alrededor del mundo.