IGUAL QUE VIAJAR DOS EN MOTO

25/octubre/2010


VIAJAR DOS EN MOTO ES SÍMBOLO DE UNA IMPUNIDAD GENERALIZADA

Según el ordenamiento jurídico vigente, es prohibido que viaje más de una persona en una motocicleta.  Sin embargo, la disposición legal es flagrantemente violada todos los días ante la mirada impávida de la policía de tránsito a quien, contrario a la visión ubiquista de “ley y orden” que dicen profesar sus líderes, parece importarle poco la aplicación de la normativa. Es posible que la prohibición sea absurda o imposible de hacer cumplir en la práctica. Pero, si este es el caso, la actitud responsable de policías y motoristas debería ser la de denunciar la ley y proponer las reformas correspondientes, en vez de ignorarla con el más impune de los cinismos.

Muchas veces la actitud de autoridades y ciudadanos guatemaltecos es la de ignorar las disposiciones legales, como la de andar dos en una moto, ya que ello no acarrea ninguna consecuencia. Como si se tratara de viajar dos en moto, igual se incumplen los plazos para elegir al jefe del Ministerio Público o al de la Defensa Pública (y, casi casi, al de presidente de la Corte Suprema de Justicia), pues tan venial se considera una cosa (ir dos en moto) como la otra (tener acéfalos a los órganos clave de la impartición de justicia en el país).

Igual que ir dos en moto, sin casco y sin chaleco identificador, existen cuerpos colegiados creados por ley que ni siquiera se molestan en reunirse conforme a su mandato legal, sin que ello implique consecuencia alguna para los responsables. Ni el Consejo Nacional de Seguridad (CNS), ni el Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN), ni el Consejo Nacional de Educación, todos ellos creados por sus respectivas leyes, se han reunido con la frecuencia, transparencia o agenda que están obligados a observar. Quizá porque nos resulta igual de venial llevar a la novia atrás en la moto que descuidar la seguridad, la nutrición o la educación de los guatemaltecos.

Viajar dos en moto es la manifestación cotidiana de la impunidad que nos ahoga

Igual que viajar dos en moto, algunas unidades ministeriales continúan adquiriendo bienes y servicios sin contar con los recursos disponibles para pagarlos, incurriendo así en la perversa “deuda flotante” (incluso algún alto funcionario ha reconocido que se hacen “convenios de pago” para la adquisición de medicamentos), violando así flagrantemente la ley del presupuesto e, incluso, la propia Constitución. Algo similar ocurre con la contratación de deuda pública cuyos recursos se destinan a gasto corriente (en vez de dedicarse a inversión), lo que, igual que cuando van dos en una moto, constituye una violación a la ley que nadie repara en castigar.

Lo mismo que ir dos en una moto, el destino de la obra pública se decide según el criterio arbitrario de los diputados, y no conforme las demandas de los consejos de desarrollo (como manda la ley); igualmente, las carreteras las construyen ONGs vinculadas a las autoridades locales mediante contrataciones poco transparentes que tergiversan la letra de la ley de compras del estado. Y no pasa nada, igual que cuando van dos en una moto.

Sin ninguna consecuencia, la presidenta del directorio del RENAP y su Director Ejecutivo le cedieron sus responsabilidades a uno de los miembros del directorio que durante largos meses hizo micos y pericos hasta casi acabar con la institución; y nadie movió un dedo, exactamente igual que cuando se conducen dos en una moto. De manera similar, los partidos políticos inician su propaganda electoral muchos meses antes de que la ley lo permita, y muy poco o nada ocurre; puede ser que esta prohibición, como la de andar dos en moto, no sea adecuada, pero la solución no es violarla a mansalva, sino  plantear su corrección por la vía legislativa.

Igual que viajar dos en moto, las organizaciones criminales extorsionan a los dueños de autobuses y, en caso de no pagar, van y asesinan tranquilamente a los pilotos. Y si acaso capturan a los criminales, siguen delinquiendo desde las cárceles, entre otras razones, porque han pasado años sin que se emita el reglamento de la ley del Sistema Penitenciario, pese que lo manda la ley, igual que cuando van dos en moto.

Viajar dos en moto es la manifestación cotidiana de la impunidad que nos ahoga. La solución no está en emitir nuevas leyes, sino en hacer cumplir las existentes.

Anterior
Anterior

QUÉ HACER CON EL RENAP

Siguiente
Siguiente

LOS ENIGMAS DEL PRESUPUESTO 2011