RECUPERACIÓN: ¿SIN EMPLEOS?
06/septiembre/2010
Durante más de un año la recuperación económica mundial (y, particularmente, en los Estados Unidos) no ha logrado ser percibida como firme y sostenible. Se ha hablado insistentemente de una “recuperación sin empleos” que para los optimistas implica que, aunque mucha gente no pueda encontrar trabajo, la economía se recuperará de cualquier forma. Para los pesimistas, sin embargo, la falta de empleos implica que la actual recuperación económica será insostenible, especialmente si se toma en cuenta el hecho de que el 70 por ciento de la economía estadounidense se basa en el consumo, por lo que si los consumidores no tienen empleo, no podrán gastar dinero y ello precipitará un nuevo periodo recesivo.
La buena noticia es que el Departamento de Trabajo del gobierno estadounidense publicó hace unos días sus cifras mensuales de desempleo, que muestran que en agosto la pérdida de puestos de trabajo fue mucho menor que la que se temía, lo cual supuso para muchos observadores una señal que disipa los temores de una recaída catastrófica de la economía. Estas estadísticas del empleo constituyen, claro está, un insumo valioso y oportuno para que los encargados de la política económica ajusten sus herramientas en procura de afianzar dicha recuperación.
Lo que ocurra en la economía más grande del mundo tendrá, evidentemente, repercusiones sobre la situación en Guatemala, donde los indicadores económicos disponibles muestran que durante el presente año se está produciendo también una incipiente recuperación de la actividad productiva, especialmente de aquella vinculada con la economía internacional. Las cifras del recién estrenado PIB trimestral dan cuenta de que los sectores más dinámicos en el primer trimestre de 2010 han sido, en su orden, los de gobierno, comercio, banca, y manufactura.
Lamentablemente los datos disponibles de la producción, poco nos dicen respecto de la creación de empleos. La ausencia de estadísticas sobre el desempleo en Guatemala impide saber si la recuperación económica del país está creando puestos de trabajo, lo cual es de vital importancia para aquilatar la sostenibilidad del crecimiento, especialmente si se toma en cuenta que el consumo privado representa en nuestro país el 85 por ciento del PIB y que, por ende, el bienestar de la economía nacional depende de la creación de empleos incluso más de lo que lo hace la economía estadounidense.
Casi cualquier país medianamente civilizado cuenta con información periódica sobre la situación del empleo, ya que la misma constituye una herramienta básica para el diseño e implementación de la política económica, particularmente en tiempos de crisis. Por ejemplo, en Colombia y Brasil los institutos de estadística producen información mensual sobre el empleo. En México la información es trimestral y en República Dominicana, semestral. En todos los países centroamericanos (excepto Guatemala) la oficina gubernamental de estadísticas publica información anual de la tasa de desempleo.
Resulta, pues, injustificable y hasta vergonzoso que el Instituto Nacional de Estadística –INE- no haya podido generar sistemáticamente este tipo de información: las últimas cifras confiables datan de 2004 y de nada sirven en el diseño de políticas públicas de cara a la reactivación económica. El propio Programa de Emergencia y Recuperación Económica que el actual gobierno hizo público en enero de 2009 establecía como una de sus prioridades la realización de una encuesta trimestral de situación del empleo a nivel nacional, que permitiera dar seguimiento periódico a las condiciones del mercado laboral e identificar sectores productivos y áreas geográficas que requirieran estímulos para generar puestos de trabajo.
Lejos de cumplir con ese mandato, el INE ha desviado sus escasos recursos hacia la realización de otro tipo de encuestas complementarias a los programas de cohesión social que, por más bien intencionadas que sean, lo alejan de los estándares internacionales que los institutos de estadística –autónomos política y financieramente- persiguen alrededor del mundo.
La ausencia de estadísticas sobre el desempleo en Guatemala impide saber si la recuperación económica del país está creando puestos de trabajo