UNAS DE CAL, OTRAS DE ARENA

27/junio/2008

GUATEMALA MANTIENE SU ESTABILIDAD, PERO SUS DEBILIDADES FRENAS UNA MEJOR CALIFICACIÓN

La semana pasada se anunció la decisión de Fitch Ratings, una agencia calificadora internacional con sede en Nueva York, de reafirmar la calificación de BB+ que, desde hace un par de años, le confiere a Guatemala como país emisor de deuda, al tiempo que mantuvo su opinión de que la perspectiva de dicha calificación para los próximos meses es estable. El análisis de este tipo de calificaciones siempre resulta útil porque, independientemente de que la credibilidad de las calificadoras neoyorquinas haya sido socavada por la reciente crisis financiera internacional, sus consideraciones nos dan una descripción interesante de la situación del país y de las razones por las cuales (unas de cal y otras de arena) recibe determinada calificación, a la vez que envían, implícitamente, un mensaje a los líderes nacionales respecto de las acciones a emprender y de los errores a evitar para aspirar a una mejor calificación o, por lo menos, a que no se reduzca.

Empecemos por las fortalezas. Fitch reconoce que el historial y el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, los bajos niveles de la deuda, y el pago puntual de la misma son los principales factores que permiten a Guatemala tener una mejor calificación que la de países como Costa Rica o Uruguay. Estas fortalezas, según Fitch, le han permitido al país resistir aceptablemente el deterioro de la economía estadounidense y el shock de los precios del petróleo y de otros productos primarios. El mensaje implícito aquí, evidentemente, es que las políticas fiscal y monetaria deben continuar enfocándose en preservar la estabilidad y en evitar aumentos indebidos en el nivel de endeudamiento público.

Por el lado de las debilidades que impiden una mejor nota para Guatemala, la calificadora hace hincapié en el bajo nivel de ingresos tributarios, en el alto nivel de pobreza y desigualdad social, así como en la debilidad de los indicadores sociales y de gobernanza. La solución a todas estas debilidades tomará un tiempo relativamente largo, por lo que Fitch estima que, sin progresos sustanciales en estas áreas, la calificación de Guatemala difícilmente superará su nivel actual en el mediano plazo. El mensaje implícito aquí también es claro: hay que empezar ya mismo a tomar medidas que den resultados concretos en materia de crecimiento económico, fortalecimiento institucional y recaudación tributaria.

La insistencia de Fitch sobre este último aspecto, con todo y lo contencioso que resulta en la coyuntura actual, debe entenderse a la luz de la lógica de los acreedores financieros internacionales: aunque la deuda pública guatemalteca es baja comparada con otros países si se calcula en relación al tamaño de la economía, resulta ser de las más elevadas cuando se calcula como porcentaje de los ingresos tributarios, que a fin de cuentas representan la capacidad del gobierno de repagar dicha deuda.

Será conveniente tomar nota de que el informe emitido por Fitch respecto de Guatemala advierte que si la fragmentación política percibida por la calificadora y la oposición a las reformas impiden que se avance en la implementación del necesario fortalecimiento institucional o conducen a un deterioro de la situación fiscal y de pagos externos, la calificación del país podría reducirse en el futuro.

 

Mantener la estabilidad es clave, pero el crecimiento requiere decisiones firmes

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