EL DESAFÍO DEL DESEMPLEO

12/noviembre/2011



EL PROBLEMA NO ES SOLO EL DESEMPLEO SINO UN SUBEMPLEO MASIVO Y UNA FUERZA LABORAL POCO CALIFICADA

Por fin, el Instituto Nacional de Estadísticas –INE- publicó los resultados sobre la situación del empleo en Guatemala. La Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos fue levantada en julio del presente año y es la única información oficial que sobre este importante tema ve la luz durante el año. Las cifras son un necesario y útil seguimiento a la misma encuesta publicada el año pasado.

Antes de esto, la anterior encuesta de empleo se hizo en 2007 (y con una metodología diferente, que dificulta la comparación) y, previo a esta, hubo un esfuerzo más metódico y ambicioso en 2002 y 2003 que, lamentablemente, se descontinuó por falta de apoyo financiero al INE y falta de visión estratégica de las autoridades de la época.

En otros países se cuenta con información periódica sobre el empleo, ya que la misma constituye una herramienta básica para el diseño e implementación de la política económica, especialmente en tiempos de crisis. Por ejemplo, en Colombia y Brasil los institutos de estadística producen información mensual sobre el empleo; en México la información es trimestral y en República Dominicana, semestral; en los países centroamericanos (a los que apenas se empieza a unir Guatemala) la oficina de estadísticas publica información anual del desempleo. Ojalá que el INE continúe publicando este tipo de encuestas, aunque sea anualmente.

Los datos de la más reciente encuesta arrojan indicadores preocupantes. El desempleo abierto creció respecto del año anterior. En 2010 los desempleados representaban el 3.52% de la población económicamente activa –PEA-, mientras que en 2011 habían aumentado a un 4.06%, lo que evidencia el hecho de que aunque la producción (medida por el PIB) ha estado aumentando, su recuperación no se ha reflejado en la creación de empleos formales.

Si bien estos porcentajes son relativamente bajos si se comparan con el porcentaje de desempleados en otros países (la tasa de desempleo en Estados Unidos en octubre fue de 9.0%), eso se debe a que el principal problema en Guatemala no es el desempleo abierto, sino el subempleo, que se refiere a las personas que trabajan y ganan menos de lo que quisieran o que están sobrecalificadas para las labores que desempeñan.

Más de 3.3 millones de guatemaltecos están en situación de subempleo, sin prestaciones ni estabilidad

En efecto, aunque el porcentaje de subempleados se redujo (de 59.6% de la PEA en 2011 a 57.2% en 2011), el número absoluto es muy elevado: más de 3.3 millones de guatemaltecos (40% mujeres y 60% hombres) están en esta difícil situación en la que son contratados informalmente, carecen de prestaciones y estabilidad laboral, y ganan menos del salario mínimo o de lo que deberían ganar dadas sus capacidades. Apenas el 16% de la población económicamente activa se encuentre cubierta por los beneficios de la seguridad social.

Particularmente agudo es el problema del desempleo juvenil: mientras que el 51% de la PEA está formado por menores de 30 años de edad, estos jóvenes representan al 73.2% de los desempleados, lo que da una idea del porqué este grupo poblacional es de los más vulnerables a los problemas de la violencia y la delincuencia.

Otro de los problemas revelados por la encuesta es el del bajo nivel educativo de la mano de obra. Los resultados de la encuesta revelan que los trabajadores guatemaltecos tienen un promedio de escolaridad de apenas 5.93 años; es decir, que la gran mayoría no ha completado la educación primaria. La baja calificación de la mano de obra local es una de las limitaciones para atraer inversiones de calidad y obtener un mayor crecimiento económico.

Y ello es más dramático en el área rural y en las actividades agrícolas, en las que la escolaridad es de apenas 3.53 años. No es sorpresivo, entonces, que la productividad en al campo sea extremadamente baja: la agricultura concentra el 41% de la PEA, pero sólo genera el 14% del PIB. Esta baja productividad se traduce en menores niveles de ingreso y mayores índices de pobreza en el área rural.

Para revertir esta situación, el primer requisito indispensable es tener una economía sana y estable que propicie la creación de empleos formales, lo cual implica la aplicación de políticas públicas responsables y con visión de largo plazo. El otro requisito es que el entorno económico internacional no perjudique las perspectivas de crecimiento económico. El año 2012 se anuncia difícil en ambos campos.

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